Opinión

¿En qué punto estamos con Trump?

Nuevo giro de guion en esta hora Trump de la vida, mediodía en Washington y tarde–noche en Europa. No se sabe si elige el momento por una cuestión de biorritmos o porque es la hora del día en que mejor se puede especular en Wall Street con las bolsas asiáticas y europeas cerradas. Este miércoles tocó pausar los aranceles anunciados una semana antes selectivamente asignados a cada país. Prórroga para todos, excepto para China que debe ser el único que no le ha llamado para "lamerle el...". Ahora toca recoger beneficios del tsunami en los mercados teledirigido desde la Casa Blanca convertida en una nueva Trump Tower y hacer balance de daños. Los admiradores del ahora presidente seguro que piensan que lo tenía calculado bajo la dirección de ese grupo de economistas fanáticos que le rodean. Los opositores ingenuos consideran que ha "reculado". Visto como un subastero, ha cerrado la primera ronda creando una especie de IVA del 10% para los productos de importación y ahora toca observar los efectos en los próximos 90 días. Excepto con el único, China, que además de igualarle la oferta, le ha obligado a doblarla. Ahora solo quedan dos en la sala de subastas. Así están las cosas.

Mientras, en clave española, Sánchez llega a China con el paso cambiado y habiendo generado por primera vez la atención de un alto cargo de Trump que le ha amenazado por acercarse a Pekín. Seguro que el gesto ha encantado a los alquimistas de la Moncloa porque ensalza la figura del presidente en el "momentum Trump", pero puede tener nefastas consecuencias para España. Igual que el alejamiento con Feijóo a pesar de la buena sintonía que sigue existiendo entre el ministro Cuerpo y el ministro de Economía del PP en la sombra, Juan Bravo. A la clase política española le falta experiencia en el trato con subasteros. Y no es necesariamente malo.

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