Opinión

El travieso fantasma de Mario

Cuando a las 7.00 a. m., preparando el desayuno, nos llega por la radio la muerte de Mario Vargas Llosa, ella, que a diferencia de mí ha leído toda su obra, se apena y lo evoca, llegándole a la cabeza antes que cualquier otra novela "Travesuras de la niña mala", justo una de las que no he leído. Esto me inquieta. ¿Me habré perdido algo de ella con lo que no contaba? Cuando se va al trabajo me pongo a buscar en su biblioteca y no doy con el libro. Luego paso a la mía, a la que he incorporado algunos suyos (mala práctica las mezclas, mejor las yuxtaposiciones: eso es una pareja), pero lógicamente tampoco aparece, pues solo me he apropiado de lo que me llamaba más. El día empieza así, ¿será el fantasma de Mario, que nos ronda y busca que lo rondemos? Solo quería tomar el libro, pasar el dedo por la página por la que se abra y esperar que me desvele su secreto (el de ella). Puro espiritismo.

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