Opinión

Inconsistentes

El creciente número de prescindibles en la vida pública

Se han desparramado las profesiones en España, de algunas ya se han ocupado estas Soserías, así, por ejemplo, las de "influencer", "youtuber", "gestor de contenidos digitales", "desarrollador" ... preciso es aceptarlo porque los tiempos corren amontonados, descontrolados y desvencijados. Pronto veremos al notario y al odontólogo como dos antiguallas, uno sustituido por el "blockchain" y el otro por un robot. Sin embargo, nadie ha reparado en el oficio que más extensión y arraigo está adquiriendo en la España Moderna, la del Progreso Plurinacional y Empoderado.

- ¿Cuál es? me pregunta inquieta mi amiga Clara Noelia, que es Diseñadora UX/UI.

- La profesión u oficio de "inconsistente".

Cuenta Wenceslao Fernández Flórez que, a él, en los hoteles de Europa, le rellenaban el formulario de entrada de la siguiente forma: Nombre, Fernández; Apellido, Flórez; Profesión, Wenceslao. Pues bien, ahora, en el renglón reservado a anotar la profesión, deberá ponerse "inconsistente", "chisgarabís" o "botarate".

La aparición de estas profesiones se debe a la flexibilidad con que se pasan los cursos en las enseñanzas primaria, secundaria y universitaria. Naturalmente existen unos pocos que, como los que van al Cielo, siempre son los mismos, que reúnen condiciones excepcionales de disciplina en el trabajo y en el cuidado de sus frutos. Pero, junto a ellos, el número de quienes practican la inconsistencia aumenta entre la población civil y adquiere caracteres alarmantes entre el personal político.

- ¡No existen intelectuales dedicados a la política! se lamentan las masas en los estadios de fútbol, los gimnasios y los bares.

- Ni falta que hacen, me permito contestarles.

Bastaría con que a la política se dedicaran personas que hayan tenido, antes de llegar a ella, una profesión reconocida socialmente. De las antiguas o de las nuevas, esto es indiferente.

La consigna para empezar a asear el panorama es muy fácil de formular:

- ¡Liberados sindicales, abstenerse!

- ¡Prohibido el paso a enredantes de las juventudes socialistas, liberales, reformistas, conservadoras, derechistas o izquierdistas!

Con estas dos prevenciones ya habríamos dado un paso de gigante en orden a acotar el acceso de quienes han de preocuparse de los negocios públicos. Si seguimos descuidando estas cautelas propuestas, nos veremos obligados a hacer distinciones cada vez más complicadas y esotéricas. De este diremos que es fútil, de aquel que es insustancial, al de acá le llamaremos anodino, al de acullá, fruslero y así sucesivamente. Porque se convendrá conmigo que el número de todos ellos "infinitus est".

A mí, el único que me suscita solidaridad es el "superfluo", el "redundante" porque es un pelmazo, pero del que podemos prescindir y siempre me ha gustado tener cerca a un sujeto prescindible porque me alivia, me quita sofocos.

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