Opinión | MIEL, LIMÓN & VINAGRE
Jaime Ferrán
Miguel Bosé, el redentor
Los nacidos después de los 2000 apenas le conocen por sus canciones o por las películas en las que ha participado, sino por despotricar contra la ciencia en plena pandemia, contra los gobiernos y, últimamente, contra lo que muchos llaman dictadura woke

Miguel Bosé / Redacción
Una estrella de la canción, miembro de una de las familias más ilustres del papel cuché, antipático, chulo, altivo, sobrado. Así es Miguel Bosé, un hombre que nació famoso, triunfó y fracasó para volver a triunfar, que pudo haber sido muchas cosas, pero escogió convertirse en su peor versión y hacerse mayor llamando a la puerta del club de los conspiranoicos.
Los nacidos después de los 2000 apenas le conocen por sus canciones o por las películas en las que ha participado, sino por despotricar contra la ciencia en plena pandemia, contra los gobiernos y, últimamente, contra lo que muchos llaman dictadura woke.
"No soy woke, no soy borrego, no voy a serlo nunca", dijo en una reciente entrevista para El Periódico. Anda por España estos días, recorriéndose los platós y las redacciones de prensa, para promocionar su última gira, Importante Tour. Llevaba siete años sin cantar por problemas vocales. Ahora va diciendo eso de que "en los 70 y 80 había más libertades, en general, que las que hay hoy".
Se creerá que es el primero en llegar con ese argumentario. Se le podría recordar que las últimas ejecuciones del franquismo se produjeron en 1975, año en el que cinco personas fueron fusiladas. En el 74, a Salvador Puig Antich le pasaron por el garrote vil. Tampoco estaría de más que alguien le dijera que hasta la primavera de 1975 las mujeres casadas estaban bajo la tutela de sus maridos, o que la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social (antes llamada de Ley de vagos y maleantes) persiguió y reprimió conductas no deseadas dentro de la moral nacional-católica, como la homosexualidad, hasta que fue reformada en 1989. No sería derogada completamente hasta 1995.
Dudo también que en aquellos años las mujeres pudieran vivir libremente su sexualidad sin temor a ser señaladas. Sería muy interesante averiguar las cifras de violencia de género silenciada o los delitos de odio no tipificados. Pero Bosé dice que antes había más libertades. Y lo hace en periódicos que leen millones de personas y en programas de máxima audiencia. Si es verdad que antes disfrutó de más libertad sería, tal vez, porque formaba parte de una de esas familias privilegiadas a las que nadie tosía.
"Todo está provocado por una panda de delincuentes malnacidos con prácticas como la ingeniería química, chemtrails y haarp", dijo después del desastre de la dana de octubre del año pasado en Valencia. Para rematar, añadió que "todo esto lo provocan para lucrarse, como ocurrió con las vacunas y mascarillas durante la pandemia".
En 2021, año en el que murieron millones de personas en todo el mundo tras contraer covid-19, se declaró negacionista en el programa de Jordi Évole y dijo cosas como que la emergencia sanitaria salió "de un cártel de multimillonarios psicópatas llamado Foro de Davos". Hizo entonces un vaticinio: "Van a caer todos, unos detrás de otros, políticos, científicos y farmacéuticos. No van a poder salir a caminar tranquilos a la calle. Vamos hacia otro juicio de Nuremberg. [...] Quiero un mundo nuevo, lo vamos a tener". Podía haberlo dicho Steve Bannon, ¿verdad? Luego reconoció al periodista catalán que desde finales de los ochenta hasta 2014 tuvo un problema con las adicciones: "He llegado a consumir cada día dos gramos de cocaína, además de maría y éxtasis".
El cantante, nacido en Panamá en 1956, es uno de los hombres que más ha jugado con la ambigüedad sexual en nuestro país, sobre todo durante los primeros años de su carrera, durante la época esa que recuerda como un edén de libertad. No era fácil no encajar en lo que en aquellos años era aún considerado por muchos como una depravación. A principios de los noventa, Bosé se vio obligado a acudir al programa de Mercedes Milá para desmentir el rumor de que estaba a punto de morir por sida. Y no era la primera vez que tenía que hacerlo. Poco antes había interpretado en una película de Pedro Almodóvar a un juez que por la noche se transformaba en drag queen.
En 2011 fue padre de dos hijos por gestación subrogada y meses después era su pareja el que se convertía en padre de la misma manera. En realidad, él mismo se presentó como padre de cuatro, pero cuando la relación se rompió se mudó a México solo con dos. Su ex inició entonces una batalla judicial para que se reconocieran a los dos como padres de los cuatro, pero perdió la demanda.
De esta pasta está hecho Bosé, un artista que viene a redimirnos a todos de la dictadura woke.
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