Opinión

Sobre el anteayer

En lo general, lo más notable que se puede afirmar de la catástrofe de anteayer es que no se sepa aún con certeza cuál ha sido la causa del apagón. Se han barajado algunas hipótesis "serias" (algunas desde Portugal) y han corrido varias que respondieron solo a la imaginación o los temores populares (como la de la guerra). No es menos notable la tardanza del los Ejecutivos, principalmente el de España, pero también otros, en comparecer, no solo para tranquilizar o dar instrucciones, sino para que los ciudadanos supiesen que en medio del caos había alguien con una linterna (política).

Esa incertidumbre ha sido uno de los factores que han agravado las situaciones incómodas o de peligro de muchas personas: los encerrados en los trenes o ascensores, los que necesitaban oxígeno que no podían proporcionarse por la falta de corriente para su máquina, quienes tenían a sus hijos en los colegios y no podían llegar a ellos o no sabían como estaban...

Ayer, día 29, al día siguiente del caos generalizado, seguían con problemas en algunas zonas: algunos centros educativos estaban cerrados o no daban clase, aunque acogían a los alumnos que acudiesen; muchos medios de transporte no se hallaban operativos; internet y algunos operadores tenían fallos esa mañana -la interné de la Consejería de Educación no funcionaba-; Canarias, cuyas islas habían librado en su mayoría del apagón, entraron en emergencia por la caída total de las comunicaciones; supongo que los centros de salud y los hospitales no son capaces de ir resolviendo las citas acumuladas, etc.

Una gran parte de los supermercados y tiendas cerraron -muchos volvieron a atender cuando terminó el apagón- y los que permanecieron abiertos estaban hasta los topes, de modo que, a media tarde, ya habían desparecido bastantes mercancías de las estanterías. Mi experiencia en el único que encontré abierto en el barrio fue que la gente actuaba con calma y, en general, con cortesía, sin atropellar a nadie, algunos con una cierta coña. Es verdad que, sin excitarse externamente mucho, algunas personas, mayores y no tan mayores, hablaban de guerra, no con seguridad acaso, tal vez temiéndolo.

Por otra parte, y aunque con apuros por la falta de corriente para los lavavajillas o por falta de frío para algunas bebidas, los bares que permanecieron abiertos estuvieron llenos desde la primera hora del apagón. Aprovechando el buen día y que en casa no podían cocinar -o subir, dependiendo del piso y de sus condiciones físicas-, unos, otros porque no podían trabajar, la gente organizó tertulias y fue esperando a que la luz volviese y que alguien les diese alguna explicación. Solo Whatsapp a veces y los sms de algunas compañías funcionaban. A través de ellos, la gente intentaba saber algo de sus familiares y de la situación en el país. Cuando, hacia las siete, la luz fue volviendo por localidades o por barrios, las noticias corrían apresuradamente y las caras se iban animando.

En todo caso, mi observación fue que la gente intentaba proveerse de aquello que podríamos llamar el "paquete de supervivencia", agua y linternas, especialmente (algunos, incluso compraron velas).

Por otro lado, pronto se situaron policías urbanos en los cruces más importantes de la ciudad. En todo caso, con el tráfico muy disminuido, el comportamiento general de los conductores fue excelente, circulando con precaución y deteniéndose de forma sistemática en los pasos de peatones para dejar pasar o animar a ello a quienes estaban dubitativos en las aceras.

Esperemos que para otro susto estemos todos más preparados. Los ciudadanos con reservas en casa e instrumentos de utilidad para la ocasión. El Gobierno, los gobiernos, y las compañías conociendo las causas del apagón y previéndolas. El Ejecutivo central, en particular, y algunos partidos igual tienen que modificar su discurso sobre las fuentes de energía.

P.S. Es curioso, leo un informe de Red Eléctrica que achaca el apagón a las solares y lamenta que no se contase con las nucleares de forma sistemática. En su tercera aparición, don Pedro corre a echar la culpa a las nucleares, que según él, "han sido más un problema que una solución". No sé a quién dar crédito.

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