Opinión

Territorio Barbón

Los socialistas asturianos pierden las alas

Dijo el presidente del Principado, en reciente y extensa entrevista en este diario y a modo exculpatorio, que no tiene ojos en el territorio. Mal asunto. A un gobernante autonómico debe alcanzarle la vista hasta las líneas fronterizas de su región, y aún más lejos, si pretende evitar el peligroso encastillamiento en el que caen con frecuencia los políticos ensimismados.

Ocurre que, como en aquella vieja película de terror de Wes Craven, las colinas tienen ojos y donde menos se espera se enciende el interruptor del pánico. Y lo que Barbón debe afrontar con mayor urgencia en época de apagones es la obligación de poner luz a la oscuridad de una mina donde supuestamente se realizaban extracciones fraudulentas de mineral. Y con varios muertos retorciéndose en sus tumbas y sus familiares clamando y reclamando justicia y transparencia. 

Si el Presidente no mira al territorio, ojito con los habitantes de ese espacio, que se pueden rebrincar. Cuando uno pierde de vista el suelo que debe pisar ocurre lo que le está sucediendo al PSOE asturiano en el granero de las alas: que se le escapan los votos por el sumidero y esa pérdida puede provocar una debacle electoral de aquí a dos años. Por muy fácil que se lo ponga la oposición, a Barbón empiezan a acuciarle las comedias y los dramas. Ni ha visto venir las orejas al lobo ni escuchado el salto al parabrisas de las chinas de los baches de tanta maltrecha carretera. A los socialistas, a quienes los viaductos se les vuelven puentes sobre aguas turbulentas, se les vienen argayos y el desaguisado no se arregla llenando de estampas la mesa de Belarmino Tomás.

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