Opinión

Música y letra

La cresta caliza de la larga serranía es tan estrecha como una línea de corte, pero justo bajo ella, por su lado de Oriente, discurre una suerte de carril o escalón, entre árboles, libre de vientos y al que solo llega la luz justa para gozar de su vida secreta. Caminando por ella damos con una recogida estancia, como si fuera un huerto, demarcado por eléboro verde, cuyo piso es una floración de liliáceas, con sus enormes hojas y, entre ellas, los finos tallos que se ramifican para ofrecer las flores lilas de su nombre. Mientras admiramos el espectáculo se abren paso en mi mente unos versos del Cántico Espiritual de S. Juan de la Cruz ("¡Oh prado de verduras, de flores esmaltado!, decid si por vosotros ha pasado") que ponen letra a la visión. Me pregunto si habría captado el prodigio de no tener esa letra pregrabada desde mis días de estudiante. Y, luego, si en la enseñanza aún se hace.

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