Opinión

La dieta intervenida

La comida saludable en el colegio no viene por defecto, no es un derecho ni una obviedad ni un mínimo ni un básico y ha tenido que convertirse en una conquista social para que una empresa de catering no tenga que afrontar el dilema económico de ofrecer dos platos y postre sanos para los escolares o maximizar el beneficio bajando los costes.

A ver si este real decreto que garantiza cinco comidas saludables a la semana no acaba en el Tribunal Constitucional por vulnerar alguna libertad. La libertad preside el ideario de la Comunidad de Madrid, que se hartó de dar pizza, sandwiches y hamburguesas a los niños que comían en verano en las escuelas porque en casa no había un plato para ellos. Mercenarios de la tertulia argumentaron la preferencia de los niños y niñas por las pizzas respecto a las lentejas, por ejemplo.

El dilema pizza o lentejas rige la televisión pública desde la implantación de las privadas. La última hamburguesa de TVE es "La familia de la tele", la barraca de freaks chismosos de Tele 5 a la que se ha dado legitimidad con otras familias de ficción desde "La casa de los Martínez". Coincide bien que sea una familia sin vínculos de sangre, desestructurada y con comportamientos tóxicos. Es lo que uno espera de la 1. Luego en las urnas y en la calle se pagan las consecuencias de la obesidad ideológica, pero ahora vamos a arreglar esto nuestro con pragmatismo privado.

Siguiendo ese criterio y sin salir de la tele ni de la alimentación infantil, en uno de sus primeros episodios -antes de que lo hubieran predicho todo- los Simpson entraron en la granja de ratas de la que salía la leche que alimentaba a los escolares de Springfield. Los Simpson son desagradables monigotes amarillos y demócratas que hacen demagogia. Si quiere que los niños coman bien pague más por menú y déjese de intervencionismo en el mercado a favor de la fruta y verdura diarias (encima, de temporada), de las legumbres y el pescado y en contra de los refrescos, la bollería industrial y los precocinados. El intervencionismo entristece la niñez.

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