Opinión

La caída de Saigón

Medio siglo del fin de la guerra de Vietnam

Un periodista langreano, autor a su vez de numerosos guiones y director de varias películas, Pedro Mario Herrero, publicó las mejores crónicas, las más humanas, de un conflicto que terminó hace ahora medio siglo. La guerra de Vietnam finalizó con la caída de Saigón, capital del entonces Vietnam del Sur, el 30 de abril de 1975. Fueron publicadas en las páginas del desaparecido diario "Ya", que editaba la Editorial Católica. Posteriormente fueron reunidas por la editorial Ciencia Nueva en uno de sus "cuadernos", "Crónicas desde el Vietnam". "La temperatura en Saigón es de 40 grados y medio y sigue subiendo" fue la señal definitiva para evacuar a los últimos norteamericanos de Saigón mientras sonaba "Navidades blancas", cantada por Bing Crosby”, escribíamos hace años cuando se conmemoraba un aniversario del final de aquella guerra cruel que dejó grandes secuelas en ambos lados de la contienda. Tanto vietnamitas como soldados norteamericanos resultaron destrozados psíquicamente, unos, los nativos, por el hambre, la corrupción, la tuberculosis y múltiples calamidades causadas por los bombardeos del ejército estadounidense; otros trastornados por su intervención destructora en aquella guerra absurda que les llevó a matar tan lejos de su país, de su tierra, de su ambiente. "Una paranoia que les produjo ver la destrucción que producían, la tragedia, la droga, el horror que esparcían por todas partes".

Relataba entonces Pedro Mario Herrero las últimas palabras del guerrillero campesino Nguyen-Trunc-Truc, antes de ser fusilado: "Mientras crezcan hierbas sobre el suelo de este país quedarán hombres para resistir a los invasores". Y es que el periodista langreano intercambió en sus crónicas la visión de un lado u otro de aquellos campos de batalla, principalmente en el delta del río Mekong, sembrado de aldeas en las que crecían guerrilleros contra el invasor, el irregular Vietcong, que realizaba acciones contra norteamericanos y vietnamitas afines y se escondía en las selvas tropicales; igualmente contaba la diferente vida de los soldados llegados de Norteamérica, principalmente, que tras unas jornadas de combate disfrutaban de un descanso en territorios cercanos a Vietnam en lujosos resorts pero lejos del pantanoso Mekong.

Durante 35 años el país del Extremo Oriente padeció de una guerra que prácticamente comenzó en 1940. La Indochina que en tiempos de la guerra del Pacífico permanecía bajo dominio francés fue invadida por los japoneses. Terminada la contienda, Laos y Camboya se independizaron y la llamada Conchinchina, Annam y Tonkín formaron la República Democrática de Vietnam, dominada por los comunistas de Ho Chi Minh, centrados en la ciudad norteña de Hanoi, pero repudiados por el sur, cuya capital era Saigón. Ese rechazo originó un nuevo conflicto entre ambas zonas, el norte comunista de Hanoi, apoyado por chinos y rusos y el sur de Saigón ayudado por la política occidental que recordaba la guerra de Corea.

Francia se retiró tras la derrota de Dien Bien Phu el 8 de Mayo de 1954 y la Conferencia de Ginebra dividió la región en dos estados separados por el Paralelo 17. Los acuerdos en Suiza no se cumplieron, por ejemplo unas elecciones, y tras un referéndum, en 1955 ascendió al poder Ngo Dinh Diem como presidente de la República de Vietnam del Sur. Comienza entonces la actividad del Frente Nacional de Liberación, el conocido Vietcong,

Los Estados Unidos presididos por John F. Kennedy, sin declarar la guerra, comienzan a apoyar en 1961, en los deltas del Saigón y del Mekong para defender intereses económicos. Luego, Lyndon Johnson, sucesor de Kenedy bombardea Vietnam del Norte y decide el desembarco masivo de tropas. Los combates continúan hasta la salida norteamericana y caída de Saigón un 30 de abril de 1975, hace medio siglo. Las secuelas de aquel desastre siguen. Ahora las series televisivas hablan de las secuelas de la guerra de Irak pero aún muchos norteamericanos padecen las de la de Vietnam. Hoy en Vietnam viven gentes con pieles quemadas, diarreas y pulmones destrozados, gentes mutiladas en brazos y piernas tanto en el norte como en el sur. Y ya se cumple de aquel final medio siglo.

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