Opinión
Coyunturas y mentalidades
La reforma urbanística impulsada en Gijón por Guillermo Rionda durante la República
Días atrás se ha presentado (mitin incluido) el libro "Guillermo Rionda y el urbanismo en Gijón (1931-1937)". Aparejador, Rionda fue uno de los miembros directivos del Ayuntamiento de Xixón entre agosto de 1936 y la caída de la ciudad, en octubre de 1937. Socialista, fue fusilado en 1938. Junto con otros arquitectos y con el conjunto de la Corporación, Rionda impulsó un plan de reformas que pretendían, fundamentalmente, demoler obstáculos ("martillos", diríamos para entendernos) y planificar grandes vías de comunicación para la ciudad. Algunas de esas propuestas ya venían de atrás, otras eran verdaderamente innovadoras. La brevedad del mandato de la Corporación municipal no permitió concluir algunos planes ni empezar otros.
De las actuaciones más notables podemos citar las de la "clarificación" de Fernández Vallín ("la Cuesta Correos", sobre la que años más tarde un militar convertido en efímero alcalde, Cecilio Oliver Sobera, pretendió, entre la rechifla de los ciudadanos, establecer una circulación reglada según la acera) y de la calle Corrida. Lo más destacado, la ampliación del Muro, en lo que colaboró el incendio de los balnearios situados en la playa, y el derribo del "Mercáu de Fierru", situado sobre lo que es hoy el espacio conocido popularmente como "plaza del Parchís". En total, se derribaron 84 edificios, no sin resistencias, tanto de los propietarios como de otras gentes que no lo eran (el Ateneo Obrero, situado junto a la actual calle de Juan I, fue uno de los resistentes). Quizá la obra más destacada que quedó sin ejecutar fue la que conocemos como el "martiellu de Capua", el número 2 de la calle, un tapón en el Muro que supone un obstáculo y un peligro para el tránsito de peatones y vehículos.
Ese esfuerzo reordenador y demoledor fue posible por lo que en el episodio del titiritero del Quijote (Segunda parte, capítulo XXVI) se viene a conceptuar como "justicia a lo moro": "Y veis aquí donde salen a ejecutar la sentencia, aun bien apenas no habiendo sido puesta en ejecución la culpa, porque entre moros no hay ‘traslado a la parte’, ni ‘a prueba y estése’, como entre nosotros". Pues así, sin apenas trámites administrativos, recursos ni otras pejigueras, se pudo proceder tan aceleradamente. Señalemos, al respecto, tres cuestiones: que, tras la guerra, se hubo de proceder a indemnizaciones que supusieron cuatro millones de pesetas; que las siguientes corporaciones, ya posrepublicanas, no echaron atrás ninguna de aquellas actuaciones, prueba de lo acertado de estas, y que muchos de los proyectos de aquella Corporación se ejecutarían décadas después, o están todavía en trámite de ser concluidas.
Ahora bien, conviene señalar que las características de aquella planificación y su ejecución no se debieron tan solo a una ambiciosa visión del futuro de la ciudad y a la coyuntura administrativa, digamos, sin trabas, sino que tenían de las cosas una visión que se perdió después, o, dicho de otra forma, carecían de otra visión que décadas más tarde apareció, la conservacionista. Pongamos un ejemplo, el "martiellu de Capua". Si hubiesen entrado un mes más tarde en Xixón las tropas franquistas, aquel impedimento urbanístico ya no existiría hoy, como lamentaban, incluso, muchas gentes de derechas. Ahora bien, décadas más tarde, cuando se pone en marcha un nuevo plan urbanístico para la ciudad, el "Plan Rañada", no solo se conserva el edificio, sino que su conservación responde a una intensa movilización popular en su favor. Es decir, lo que antes había sido progresista se convierte ahora en retrógrado, y a la inversa. Como señalaba Francisco Carantoña Dubert en un artículo que recoge en parte el propio libro dedicado a Rionda, "la actual plaza del Instituto estaba ocupada de un mercado de estructura de hierro que nuestros actuales planificadores propondrían para monumento nacional".
Nada que añadir. Invitar, acaso, a pensar si tal vez algunas de las actuales propuestas conservacionistas no son otra cosa que propuestas o ensoñaciones regresivas que añoran el pasado o pretenden la vuelta a él.
O tempora, o mores! n
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