Opinión

Oscuras cavernas de la humanidad

Reflexión a partir de los casos de los niños encerrados en una casa de Fitoria y los abusos a una nieta en Gijón

Cualquier tipo de abuso y a cualquier edad resquebraja la vida, a veces de manera trágica. Cuanto más joven, peor, porque somos más vulnerables y aun conocemos poco o nada de los peligros que nos rodean, y de esos agujeros inmundos de la humanidad donde se desguazan inocencias y esperanzas. Hace unos días estaba escribiendo sobre el caso de Fitoria y cómo la conciencia de una vecina y la existencia de un sistema de protección social lograron rescatar a los dos hermanos que sus padres mantuvieron encerrados durante años en condiciones insalubres y sin escolarizar. Qué triste sorpresa cuando, casi sin haber terminado ese artículo, me encuentro con el caso del abuelo que abusaba de su nieta en Gijón.

Nacemos en el seno de una familia sabiendo por instinto que ese es nuestro entorno de protección, donde estamos a salvo y aprenderemos a caminar en este mundo con el objetivo de ser felices. Qué fácil suena esto escrito en una frase, y qué difícil resulta en la realidad. Empezando por el hecho de que hay padres, madres y otros familiares que asesinan a niños. En 2024, en España, al menos nueve niños perdieron la vida de maneras horribles a manos de sus padres o las parejas de sus madres, a los que habría que otros casos como varios neonaticidios.

En otro nivel de las cavernas más oscuras de nuestra especie, en 2023 nuestros juzgados emitieron 1.157 condenas por delitos sexuales contra menores de 16 años perpetrados por adultos en 839 casos y por menores de edad en 318. Son datos devastadores. Son datos de infancias rotas para siempre. Más rotas cuanto más cercano y querido es el agresor.

El catálogo de horrores se completa con otras formas de abuso, explotación, abandono o desprotección en distintos grados. Hay de todo, y en cualquier rincón. España no es, ni mucho menos, un caso aislado. Esto es universal, en todas partes hay submundos donde las infancias son desgarradas en mil pedazos y enterradas en abismos oscuros.

Sobrevivir a semejantes experiencias no es gratis. Hay lastres, heridas, cicatrices, que van a decidir quiénes somos y adónde vamos, dependiendo de la gravedad de los hechos y de otros mil factores –capacidad para superar el trauma, quién nos va a cuidar a partir de ahí, la efectividad de los servicios de protección infantil, etc–. Por ejemplo, si tu padre o tu madre te abandonan, crecerás creyendo –sin saberlo– o que no eras lo suficientemente bueno o que si alguien que se supone es quien más te quiere en el mundo se va, lo más probable es que todos te abandonen a lo largo de tu vida. Si tienes la suerte de sufrir ese abandono en el seno de una familia que te protege y te valora, es otra cosa, pero si no tienes esa suerte, todo dependerá de la capacidad del sistema público para ayudarte a recoger los restos de tu infancia y seguir adelante.

Más arduo en otros casos. Estar sometido a agresiones durante años genera traumas a veces insuperables. Todos hemos sido niños o tenemos hijos, así que no resulta difícil ponerse en la piel de quienes viven ese terror e imaginar su sufrimiento insoportable, sin fuerzas o valor para contarle a nadie, sin recursos para salir de ello, con un miedo que se clava en las entrañas quizás para siempre, o acostumbrados a someterse al más fuerte porque no se ve otra opción de supervivencia, o repetir el patrón al crecer porque eso es lo que hemos aprendido como parte de nuestra «normalidad».

¿Cómo nos las hemos arreglado para que ocurran estas cosas en pleno siglo XXI? Seguro que se han hecho, siguen haciendo, e incluso mejorado, esfuerzos titánicos para prevenir estos horrores y asegurar la protección de todos los niños dentro y fuera del entorno familiar. Pero algo no funciona cuando hay padres, madres, abuelos, destrozando las vidas de los seres más inocentes y vulnerables. Decía Rita Levi-Montalcini, premio Nobel de Fisiología o Medicina 1986, que vivimos dominados por impulsos de bajo nivel, como hace 50.000 años. Ya es hora de sacar a todo el mundo de las cavernas. n

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Fuentes de datos:

Menores asesinados en 2024 en el contexto de la violencia de género: agencia EFE. Buscando datos, parece ser que no existe un registro de todos los menores de edad asesinados sea cual fuere el contexto.

Datos sobre menores victima de abuso sexual en 2023: medios citando al INE

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