Opinión

Denuncia inútil pero necesaria

Occidente guarda un silencio cada día mayor ante el más terrible espectáculo de desprecio a los derechos humanos de una población ya indefensa que este tiempo convulso nos ofrece. Hablo de Gaza, claro, por si hasta hiciera falta recordarlo. Que esa llamada "guerra" la empezó Hamás con un ataque de horrenda crueldad es un hecho, como lo es que aún retiene a una parte de los rehenes, pero es tan alevosa la desproporción entre la culpa y el castigo que aquella no sirve ya de excusa. Ni la ley del talión justificaría responder a la pérdida de un ojo con la mutilación completa del cuerpo del agresor, pero el castigo indiscriminado sobre la población civil e incluso sobre quienes tratan de prestarle ayuda humanitaria o contar simplemente lo que sucede, oscurece aún más esta página negra. Aunque denunciarla sea inútil, conviene hacerlo para que el silencio no nos condene.

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