Opinión

Tradición y modernidad

Si haces caso a la publicidad tibia a la gente le gusta la dupla formada por tradición y modernidad. "Nuestra carta aúna tradición y modernidad"; "nuestros muebles aúnan tradición y modernidad".

Los polarizadores son disyuntivos: o tradición o modernidad. O tradición o traición; o modernidad o rancidez. Lo que casa tradición y modernidad, lo que no es uno ni otro, es de centro, de clases medias y en cuarto menguante. Estamos en tiempos de seguidores de la tradición y de partidarios de la modernidad y si aún se usa ese par dispar es para atraer a unos y a otros y dirigirse a todo el mundo, algo que desde la atomización de los mercados no satisface apenas.

Alberto Núñez Feijóo convocó un congreso: un "cónclave después del Papa, el del PP", según su juego de palabras. Quiere salir León. Llamar a cónclave al partido del humanismo cristiano, que Aznar modernizó con liberalismo laicizante, no aclara nada. En el humanismo cristiano hay conservadores y moderados. A los conservadores les gusta que el Papa hable en latín y calce zapatos rojos, dos cosas muy modernas en una disco. Los moderados prefieren zapatos negros y lenguas vivas.

El charrán que representa al PP (me refiero al emblema del partido) tiene dos alas, la conservadora y la moderada. La moderación modera la tradición, que es lo contrario de la modernidad. Moderación no es modernidad. Feijóo hace por moderar la tradición: no es taurino pero va a los toros por la libertad cultural de la tradición. La monarquía es la tradición y su parte más taurófila es prima, menos moderna, más Borbón, menos Letizia, más cuñada.

Como nacionalista español y regionalista gallego, Feijóo es un conservador moderado que tropezará con los debates del aborto y la eutanasia. No acaba de verse en Feijóo ninguna modernidad y eso no está tan mal para los votantes de otros partidos. La derecha que no es la suya está abanderando una modernidad muy antigua, de hace un siglo, igual que le pasó a la suya, en su momento, con la libertad, que era más la del dueño de la plantación que la de los esclavos.

Y así estamos.

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