Opinión

El inventor de la distopía en tiempo real

Si una utopía viene a ser una bella ensoñación sobre el futuro, una distopía es una pesadilla en tiempo futuro. Poco a poco, pero día a día, Donald Trump va colocando en el escenario los elementos y personajes de una distopía, con el mundo frotándose los ojos sin acabar de creerse que lo que ve que pasa pueda estar sucediendo. Esa estupefacción, el consiguiente anonadamiento, el entreguismo bajo la idea de que si hoy todo va mal mañana puede ir peor, mientras la movilidad incansable del autor/actor de la obra por el escenario-mundo, pavoneándose de su papel de demiurgo, rompiendo a su paso reglas de juego, principios, valores entendidos y antiguas alianzas, todo ello a ritmo trepidante, hace imposible atar cabos y encontrar un sentido a lo que ocurre, es parte principal de la obra, cuyo triunfo requiere un público incapaz de entender el nuevo género: la distopía en tiempo real.

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