Opinión

Gobernar sobre cenizas

Cómo desvencijar el Estado y el partido

La senda irreversible que conduce al fin del sanchismo -un final que un exdirigente socialista asturiano anticipó que sería bíblico- parece encaminada. Los procesos penales que acosan al entorno del presidente del Gobierno (las actuaciones judiciales contra su mujer y su hermano, la imputación del fiscal general, la trama corrupta que reúne a Ábalos y Koldo) auguran un final de legislatura penoso para el PSOE. Los difundidos mensajes entre Sánchez y quien fuera su brazo ejecutor en el Gobierno y en el partido añaden amargor al pan ácimo con el que comulga la cofradía del amén, dispuesta a contemplar, resignada, el hundimiento sin remisión del barco centenario.

Escribió Sun Tzu en “El arte de la guerra” que un hombre malo es capaz de quemar su nación hasta los cimientos para poder gobernar sobre sus cenizas. La reflexión que el estratega militar y filósofo chino llevó a su célebre librillo hace más de 2.500 años es perfectamente válida hoy y aquí. No somos quiénes para valorar la catadura moral de Pedro Sánchez, pero sí disponemos de suficientes datos objetivos para considerar que el presidente del Gobierno ha iniciado una carrera imparable que conduce a desvencijar el Estado sin ser consciente de que, antes o después, sus interesados socios de andadura dejarán que se estrelle tras dilapidar la paupérrima caja común, convenientemente blindados. Y de camino habrá conseguido convertir, sin pestañear, el partido centenario en un guiñapo.

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