Opinión

Una vida sin arrugarse

Su Marité del alma y su familia, lo que más quería

Siempre sonriente nos decía que iba a llegar a los cien años y no fue posible. Se arrugó definitivamente "La voz de tergal", pero costó trabajo arrugarla. Hace poco más de un año, con motivo de "Los Cancios de Chigre", estuvo interpretando unas rancheras. No le quedaba mucha voz pero de gusto iba sobrado. "Voy al 30 por ciento o sea que mejorando", decía. El humor no lo perdió nunca y el querer saborear un vinín blanco tampoco. Alternaba todos los días con su Marité del alma y nos contaba de su buena memoria sus andanzas en la Vespa por las romerías asturianas; luego pasó al Biscuter al ir aumentando la familia y más tarde iba con la popular 2 Cv.

Fueron miles y miles de kilómetros con la orquesta Monte, con la Langreana, con la "Parrysh" de Antolín de la Fuente, con Kristal, con los Movers y alguna más que se me escapa. No dejó de cantar nunca y aún tenía tiempo para grabar un disco en los estudios de Rudy Ventura en Barcelona, llevar la contabilidad de una empresa de transportes o una cárnica o ser de joven cobrador esporádico del autobús regular.

Tuvo tiempo para jugar en tercera división con el Vetusta y con el Condal. Entró en política como independiente pero esta labor no la entendía cuando era el "no por el no" y los plenos una continua discusión.

Trabajando por la Noreña festiva en el Ecce-Homín y por San Marcos, organizando una bolera en La Huertina y cantar en los funerales en su parroquia durante ochenta años (y digo bien, ochenta). Y por el verano con el coro San Roque de su Lastres querido, donde ejerció su labor profesional en la granja de Luces, sin olvidarnos de lo que más quería: sacar adelante a su numerosa familia de seis hijos con el total apoyo de Tere Norniella , guapa de Colloto a quien conoció estudiando ambos en la Escuela de Comercio en Oviedo. Podríamos seguir y seguir escribiendo sobre este personaje, hijo predilecto de Noreña, tras una petición en la que firmó avalando Noreña entera.

22 de mayo, 11.00 horas. Su hijo Adolfo, entrecortado, nos daba la triste noticia: "Mi padre ha muerto". Para los noreñenses se nos fue algo más. Una historia entera de casi un siglo con Tino Fombona como protagonista que apenas logro esbozar aquí en unas breves líneas apresuradas.

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