Opinión

Adolescencia no hay una, hay dos

La serie de moda sobre los ínceles que debe verse sin olvidar a las niñas

Ana Rodríguez es letrada del Consejo Consultivo

Es una serie de moda. "Adolescencia" introduce, parcialmente, la realidad de los ínceles. El término íncel es el acrónimo de involuntary celibates, que hace referencia a varones disconformes, no con fracasar en el amor o en ser rechazados por una persona en particular, sino con no tener relaciones sexuales con esos seres llamados mujeres a quienes desprecian y que, según esta visión del mundo, están todas volcadas en el 20% de los varones, siendo ellos excluidos injustamente de este grupo, no por tamaños andrópagos, sino por aquellas malvadas. Al fin y al cabo, ¿quiénes son sus compañeras de aula para decirles que no?

No se sorprendan. Piensen en espacios de ocio nocturno en que uno o varios hombres ponen su vista en un grupo de mujeres y deciden insistir en presentarse, presentar a un amigo, tomar una copa o bailar en compañía de aquellas y estas dicen, simplemente, no. Cuántas veces esto se torna en una discusión, comentarios despectivos, apreciaciones gratuitas sobre la sorpresiva fealdad de todas ellas, y, en ocasiones, en agresión física. De ellos a ellas, que estaban, mientras los caballeros se lo permitieron, a lo suyo. Hagan memoria o pregunten a sus conocidas.

Según la Fundación del Español Urgente la expresión se refiere a "personas, especialmente hombres, que forman parte de una comunidad en línea que, por causas ajenas a su voluntad, no logran mantener relaciones sexuales". Esta definición pretende ser neutral, pero la neutralidad es un bien escaso. Como se ha advertido, a lo que se viene a llamar ínceles son varones que adolecen de una fuerte misoginia a la que dan alas a través de las redes sociales, cultivándola y haciendo de ella su identidad, generalmente adolescente o juvenil. Los ínceles generan un ejército de internautas que construyen un sentimiento de pertenencia a un grupo en base a su odio hacia las mujeres.

A través de las redes sociales se propaga un germen que unos líderes, reales, cubren de justificación, dando sentido a la obsesión y aportando sus tesis, repetidas e idolatradas… tanto como para que empiecen a surgir soldados dispuestos a dar a las chicas su merecido más allá del nada inocuo acoso ininterrumpido en redes.

La serie "Adolescencia" está siendo muy aplaudida, siendo dignas de elogio las interpretaciones de sus protagonistas, algunos muy jóvenes, y el meritorio rodaje en planos secuencia. Sin embargo, desde una visión analítica no podemos menos que destacar su óptica parcial, íntegramente masculina.

La adolescencia que aquí se nombra es la masculina. Los ínceles existen: hablar de ello, siquiera parcialmente, es el mérito de la serie que justifica que se recomiende. Ahora bien: la vida de las adolescentes también importa. La víctima, la hermana, la compañera, la madre, todas son, como en la vida, ninguneadas. El acoso sufrido por la víctima, desconocida y casi parece que irrelevante, debería importar en la trama. Frente a ello, un compañero de instituto explica a su padre policía, que desconoce los códigos de comunicación por redes, cómo una adolescente, tan niña como el protagonista, puede usarlos dañando a este mediante el uso de emoticonos. En el doble rasero de la vida establecido por sexos parece ser peor que una niña llame virgen a un niño en edad de serlo valiéndose de un emoticono, que la exposición de la desnudez de aquella para su escarnio público. Si ella tiene pechos ya puede ser castigada, ya no es una niña y puede ser tratada como un objeto sexual antes de haber alcanzado la edad de ser ciudadana, quedando obligada a aceptar las proposiciones sexuales que se le hagan, so pena de muerte.

En 1995, James Petras elaboró un informe por encargo del CSIC sobre la juventud española que resultó abordar únicamente la situación de los varones. Cuando lo presentó en Gijón, allá por 1996, sus ejemplos con chicos que salían de trabajar e iban a buscar a la novia resultaban ofensivos: podía haberse llamado Informe Reverte. Preguntamos: parece ser que la idea original era hacer dos informes, uno sobre ellos y otro sobre ellas (el segundo, naturalmente). Como el resultado de la primera parte no gustó, la segunda no se llevó a término. El Informe Petras tuvo gran repercusión: jamás encontré aquella aclaración en sus ediciones impresas, ni me consta que redactara siquiera una breve adenda. Los jóvenes son los jóvenes. La juventud y la adolescencia les pertenecen.

Hemos dejado de esperar la segunda parte del Informe Petras y no creemos que emitan próximamente una serie sobre las "involuntary sexual objects"… pero la vamos necesitando.

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