Opinión

El retrato de Dorian Gray

El tipo se despertó con un presentimiento, que persistía mientras preparaba el desayuno de su breve familia. Una extraña conjura de las cosas hizo que aquel día se acumularan los plásticos vacíos sobre la esquina de la meseta de la cocina en que faenaba. Allí estaban el envase rígido del café, el brick alto de la leche desnatada, el de la semidesnatada para los cereales, la bolsa interior de la caja de cartón de estos, las botellitas de yogur anticolesterol, la tarrina de queso fresco, la bolsa del pan integral, la cápsula de la mermelada, la del alimento húmedo para el perro. Los miró con aprensión, le pareció que giraban e iban formando un rostro que se le encaraba, quiso apartar de este los ojos pero no podía, sintió que el rostro quería hacerse cargo del suyo, como si fuera un espejo, intentó escapar de aquella pesadilla, pero ya se sabe lo tenaces que a veces son las pesadillas. n

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