Opinión
Promover un turismo cómodo
Del veraneo a la avalancha de visitantes
Ha cambiado paulatinamente con el tiempo. Lo ha hecho despacio, sin pausa pero sin prisas. El turismo en Asturias ha pasado del veraneo a la avalancha de visitantes, lo que puede representar, me temo, un peligro inminente. Morir de éxito. Supongo que, sin ponerse negativo, habrá que buscar un remedio para evitar situaciones como las que hoy se ven en Cataluña, en Málaga, en Canarias, en Santiago…
En el Principado se ha pasado del turismo interior al internacional en muy poco tiempo. Quizá haya sido por circunstancias exteriores o acontecimientos mundiales como la pandemia, la saturación de otras zonas, el cambio climático. Por supuesto por la promoción forzada a causa de la desaparición de otros recursos económicos de la comunidad, como la desindustrialización.
Determinada nobleza, ciertos políticos, algunos poderes indeterminados eran los habituales veraneantes de nuestra zona costera. También una parte de la pequeña burguesía y familias de tradición seguían acudiendo a poblaciones costeras o de raigambre montañera a pasar las vacaciones del verano. Pero no era abrumadora la abundancia de familias desplazadas fuera de su lugar de residencia durante la época estival. También se cumplía cierta tradición en Asturias de "ir a secar a Castilla" pero no solía llevarse a cabo con habitualidad sino, generalmente, de tiempo en tiempo. Esa era la costumbre en una comunidad industrializada y con la mochila de un clima lluvioso y con poco sol.
La globalidad digital, la desaparición de recursos, los cambios económicos, la propaganda, las ansias de viajar, de salir de confinamientos… han cambiado un poco esas ansias de viajar, de visitar sitios. Aunque muchas personas se van cansando y buscan lugares menos concurridos. Entre esos lugares se encuentra Asturias. Mucha gente ha descubierto nuestra tierra, verde, solidaria, donde se come muy bien y se pueden contemplar paisajes, parajes, lugares históricos, curiosos animales, gratos productos gastronómicos.
Como consecuencia de esos cambios y ese descubrimiento de un Paraíso Natural, llega un supuesto turismo masivo. Aún no estamos en esa cota pero si a punto de alcanzarla. Ya el "veraneo" no se centra en Salinas, en Tapia, en Ribadesella, en Buelna o Celorio. Ya no se lleva el pantalón blanco, la bata veraniega, el calzado marinero, la gorra de "capitán" o la pamela playera que abundaba en ciertos rincones de abolengo. Hoy el turista lo llena todo, restaurantes, chiringuitos, pisos turísticos. Ya no se distingue un "veraniante" de un visitante de horas. Ya no hace falta el cartel de esa leyenda urbana de "se prohíbe la entrada a perros y madrileños". Todos los días una web nos dice cuál es "pueblo más bonito de Asturias", dónde se "come el mejor cachopo" y anuncios similares.
El riesgo actual es haber dirigido el futuro potencial económico de la comunidad hacia el turismo. No creo que sea mala idea. Lo que puede que no sea tan brillante es dejarla en eso. Creo que es necesario potenciar la región pero también hacerlo con una pequeña orientación. Encauzarla hacia la desestacionalización, promover la llegada en ámbitos fuera del verano, con promociones de montaña, de avistación de animales emblemáticos, de certámenes culinarios, de visitas monumentales, de recorridos por parajes o poblaciones significativos. Recuerdos personales me llevan a las atracciones artificiales pero complementarias con el clima, la curiosidad y hasta la intensidad de las visitas. Lugares poco llamativos respecto a nuestro estándar turístico pero con accesorios que añaden comodidad (saunas, piscinas confortadas, conciertos y espectáculos, bonos gratuitos…). Jornadas gastronómicas, ferias distintivas o curiosas, un sin fin de atractivos que promueven la llegada de visitantes fuera de temporada. La invasión turística suele traer aglomeraciones con inconvenientes, colas kilométricas, dificultad para encontrar restaurante, plaza de hotel, etc. que fomentan hartazgo y animadversión. Y el aumento desmesurado de los alquileres turísticos. Un morir de éxito, repito.
El clima está desdibujando, según palabras de un experto, Fernando Valladares, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el estándar clásico de los cultivos. Posiblemente haya que cambiar la siembra en bastantes tierras y lugares. Ocurre lo mismo con el turismo, que no valga solamente con presentar un paisaje, una gastronomía, una fauna. Será necesario complementarla con buenos gestores (en servicios, hostelería, sanidad, comunicaciones, etc.). Dotarlo con proveedores de comodidad.
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