Opinión

Un domingo en azul y negro

Maestros y oviedistas dieron color a la ciudad

El domingo gris que abrió el mes de junio, Oviedo se tiñó de negro y azul. El negro de las camisetas de los profesionales de la enseñanza en huelga que han puesto en jaque al gobierno regional; y el azul de las enseñas de la afición oviedista, que pensó que los hados confabularían para hacer coincidir ascenso y Ascensión.

De lo mejor del fútbol es la capacidad de reunir sentimientos dispares en torno a un mismo color. Cuando ese torrente de energía se canaliza sin componentes radicales, las hinchadas se convierten en un motor de explosión que ayuda a hacer ciudad. No importa que los azules hayan gastado la primera bala: les queda otra y es de cañón.

 Respecto a los maestros asturianos, el movimiento reivindicativo surgido como un sunami durante la última semana merece una profunda reflexión que tal vez no han hecho a tiempo ni los sindicatos de la enseñanza y mucho menos el Ejecutivo autonómico, que no esperaba este inesperado gancho en el mentón. De alguna manera, la memoria del 15M sobrevuela por encima de la razonable reclamación de los maestros asturianos. El verde tradicional de la enseñanza ha trocado en el negro sorpresivo de las camisetas que ayer inundaron el centro de la capital bajo los paraguas del aguacero. Un color incierto para un tiempo oscuro cubriendo el torso de gente muy joven, la mayoría mujeres, dispuesta a hacer ruido sin someterse al dictado de liberados, en defensa de un interés colectivo razonable. 

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