Opinión
En el límite del bien y del mal
Las verdades del rapero
"La fortuna viene en un barco sin rumbo y sin capitán". Podía encajar en la letra de un rapero freestyle, que toda la información y comunicación no tiene que ser de pantallazos, tabletas denostadas últimamente por la pedagogía tras digitalizar las aulas, incluidas pizarras y demás material didáctico electrónico, volvamos al lápiz y papel.
Siendo una estrofa el entrecomillado, es recopilatorio del grupo de rock "La Frontera"; va de amistades pasadas, si acaso peligrosas típico de la adolescencia que todos lo hemos sido, un estadio y rito de paso con sus riesgos, el límite.
Teniendo consciencia del "Límite", que así se titula la canción, es bueno saber distinguir los límites del bien y del mal, algo que se nos escapa en el plano universal cuando el todopoderoso Donald Trump y su colega Elon Musk pasan del amor al odio. Los pininos acabamos creyéndonos todo, cuando no deja de ser un vodevil más al que nos tienen acostumbrados, también en nuestro propio país, estado, nación o lo que proceda.
Todo se enreda en ese límite del bien y del mal, que hay quien se empeña en inocular a la comunidad una percepción alterada de la realidad, diagnosticado en psiquiatría, si acaso conductas de quienes deben dar ejemplo y nos llevan a una disociación permanente de la identidad, atropellando la moral e infringen daños colaterales a la parte social, a los de a pie, que todo nos llueve encima al estar debajo.
No hay alternativa, al menos para quienes tuvimos libro de instrucciones respecto a la moralidad y la ética, pudiendo estar errada tenía límites, ya no los hay.
Regresa el ejecutivo, de nuevo episodios de presunta corrupción, típicos de cada legislatura, las trolas que endosan para desmentir imputaciones de sumarios ya en el poder judicial, vuelven al ejecutivo y los regurgitan en el legislativo, no hay límites.
La ciudadanía acaba apeándose del barco sin rumbo y sin capitán, de "La Frontera", hastío que muestran las letras de raperos. Quitando a Juanito Valderrama y Dolores Abril nunca hubo tanta rivalidad en decir verdades, a pelo, en tan poco tiempo. Hay que volver a la adolescencia, pero es tarde.
Hasta hace nada, el Código Civil o Penal disuadían para no rebasar los límites, pero viendo el apaño en sainete cuya palabra clave usan todas las partes: "Cloacas" o "Fontanería", a la ciudadanía no le queda más que encomendarse a las creencias, al ¡Oh Dios Mío! pero en inglés, pasando desapercibido.
Está mal visto tener fe, incluso en un código legislativo penal, civil o familiar donde se escritura el bien y el mal, como en todo libro sagrado se ponen límites. No habiendo límites éticos ni morales, deberían darnos un libro de instrucciones para salir al paso, qué menos: "Te esperaré en el límite del bien y del mal", La Frontera.
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