Opinión
Insultos no, por favor
El insulto es un asalto, un "salto sobre alguien", no físico sino verbal, que imprime a la palabra una violencia. El insulto está proscrito en cualquier forma de convivencia, pues la rompe. Hacer de él una práctica habitual entre personas imposibilita la relación entre ellas. Legalizar su uso en la política, una de cuyas tareas es promover la convivencia entre diferentes, incluso entre enemigos, niega la propia política, la convierte en otra cosa, la envilece. Jalear a la gente para que lo practique es indecente, descalifica a quien lo hace. Evito mentar cómo empezó todo, aunque esté bastante claro, pero a todo trance hay que poner fin al insulto en la política española. Argumenten unos contra otros cuanto quieran, acúsense, descalifíquense, denúnciense si ven motivo, pero no echen mano al insulto, por favor. Abre el camino a la antipolítica, que es la antesala de la violencia.
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