Opinión

El prófugo, el trincón y la amnistía

Una ominosa ley redactada por delincuentes

Faltaba conocer el avance imparable del chapapote de la corrupción que acorrala al sanchismo para certificar la dañina puñalada que la ominosa ley que libra de las rejas a los principales responsables del «procés» supone para la buena salud del estado de derecho. ¿Cómo puede ser razonable una ley de amnistía que redactan un prófugo de la Justicia acusado de delitos de malversación y un chorizo trincón al que las escuchas de la UCO han puesto con el culo en pompa de cara al respetable? Bien sujetas, eso sí, las posaderas al escaño hasta ayer, cuando ya por fin el ex número tres del PSOE entregó el acta de diputado.

Se ha tratado de perpetrar un atentado a la Constitución con el aplauso unánime de la cofradía del amén. ¿Cuán de justa puede ser una ley que se pacta con el único afán de unos de aferrarse al poder a toda costa y al precio que sea? ¿Cuán de ecuánime, cocinada al gusto de otros solo interesados en saltarse a la torera la legislación vigente? Amnistiar a los líderes secesionistas, en los que no se detecta ánimo alguno de arrepentimiento, es como excarcelar a un agresor sexual y pensar que no va a volver a las andadas.

Queda la esperanza de que, al tratarse de un juego de trileros, se hayan hecho, unos y otros, trampas con la bolita del cubilete, la ley se quede en un proyecto de estafa de hampones y los jueces del Constitucional la hagan añicos y acabe con sus disposiciones indispuesta, en el retrete. Si no ocurre así, el golpe a la Carta Magna será terrible.

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