Opinión
Sara Aagesen y la soberanía energética de España
Las renovables no van a disminuir nuestra dependencia del exterior
Han transcurrido casi dos meses desde el apagón eléctrico y la vicepresidente Aagesen, ministra de Energía y Medio Ambiente, en diversas declaraciones y en el Congreso ha intentado justificar que el exceso de renovables y la falta de energías de respaldo no ha sido la causa de la caída del sistema. Sin embargo, entre los técnicos, existe una opinión mayoritaria acerca de las causas que, por ser contraria a los postulados ideológicos del gobierno, éste se obstina en no publicar. El martes, Aagesen mediante una, en mi opinión, rebuscada declaración viene a confirmar, sin decirlo, la opinión mayoritaria sobre el exceso de renovables y la falta de energías de respaldo en el día del apagón.
Un argumento muy repetido por la Vicepresidente es que España no tiene recursos energéticos y, por esto, el futuro debe ser renovable para conseguir nuestra soberanía energética. Que la responsable del sector desconozca la situación española en este campo y pretenda que, instalando molinos y placas solares, nuestra independencia energética mejorará es digno de estudiar.
Debemos pues explicar a la Vicepresidente la realidad de la situación energética de España. Empezaremos por deshacer un error muy extendido entre políticos y medios de comunicación que suelen confundir la energía total consumida por España con la energía eléctrica generada. Una cosa es la energía primaria total que se consume en nuestro país y otra, bien distinta, la energía eléctrica que consumimos. Se confunde el todo con la parte. La energía eléctrica solo representa un 25% de la energía total consumida.
La electricidad se genera diferentes tecnologías. Si sólo hablamos de electricidad, aproximadamente un 20 % la generan las centrales nucleares, un 15 % las centrales hidroeléctricas, otro 15% los ciclos combinados de gas natural y un 40% las energías renovables (eólica y solar). El resto de la generación corresponde al carbón (ya residual), la cogeneración, la biomasa, etc.
Así pues y dado que las renovables producen el 40% del 25%, las energías renovables sólo nos suministran el 10% de toda la energía que consume España y, como mucho, podríamos aspirar a suministrar un 14% si se pudiera eliminar la aportación de los ciclos combinados, sustituyéndolos por nuevos molinos y placas solares. Esto, a partir del apagón, no será posible pues, como ha quedado claro con la experiencia, en el futuro deberán mantenerse sistemas de producción eléctrica dotados de inercia como son las centrales nucleares, hidroeléctricas y de gas y deberá limitarse el porcentaje de aportación de las energías renovables. El gobierno ha estado intentando eliminar las centrales nucleares y los ciclos combinados de gas como ya hizo con las centrales térmicas de carbón lo cual es absurdo técnicamente y los resultados son hoy conocidos. El día del apagón, las centrales capaces de inducir inercia en el sistema apenas representaban apenas el 15% del total.
Para cubrir el 75% restante de nuestro consumo energético total utilizamos gas, petróleo y carbón. Pese a los ambientalistas, hay numerosos sectores industriales que son difícilmente electrificables como el transporte por carretera (gasolinas y gasóleos), la aviación (queroseno), el transporte marítimo (fuel y gas), etc. Tampoco son electrificables aquellas industrias necesitadas de una producción intensiva de calor como las plantas siderúrgicas, metalúrgicas, cementeras, cerámicas, etc. La producción de calor industrial se basa en los combustibles fósiles. En nuestro país, por otro lado, las calefacciones domésticas son mayoritariamente de gas natural o de carbón.
Como muestra y acudiendo a las últimas estadísticas oficiales de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES), en 2023, España importó 283 millones de barriles de petróleo, 25.000 millones de metros cúbicos de gas y 4 millones de toneladas de carbón. Nuestra dependencia de los combustibles fósiles es muy elevada y que haya mayor presencia de energía eléctrica eólica y solar es casi irrelevante. Cerrada la minería del carbón española y agotados los pocos campos petrolíferos existentes, ningún combustible fósil se produce hoy en España y el 100% de nuestro consumo es de importación.
A lo largo del siglo XX hubo campos de petrolíferos como Ayoluengo (Burgos) y Serrablo (Jaca, Huesca); también Gaviota, Casablanca, Montanazo y Golfo de Cádiz en las plataformas marinas. Hoy sólo queda en actividad un pequeño campo de gas en Viura (La Rioja). España siempre fue un país carbonero que llegó a producir unos 40 millones de toneladas por año. La minería del carbón actual es residual. Eso sí, el fuerte incremento de los precios internacionales podría hacer que algunas explotaciones carboneras españolas estuvieran hoy en el umbral de la rentabilidad.
Dice la Vicepresidente que en España no hay hidrocarburos ni tampoco uranio. Lo último también lo señaló el Presidente del Gobierno en el Congreso. Pues bien, en hidrocarburos, existen recursos en la Cuenca Cantábrica. Geológicamente, esta cuenca comprende desde Asturias hasta Navarra incluyendo Vizcaya y Guipúzcoa. También las provincias de Palencia, Burgos y La Rioja. A unos 2.000 metros de profundidad, se encuentra la roca madre generadora de hidrocarburos que dio lugar a los campos antes citados. Esta zona debería estudiarse y podría llegar a explotarse con pozos dirigidos y fracturación hidráulica. Desafortunadamente, la Ley 7/2021 de 21 de mayo, de Cambio Climático y Transición Energética, en su artículo 9, prohíbe expresamente "la exploración, ynvestigación y explotación de hidrocarburos en territorio español y en nuestros mares territoriales".
En cuanto al uranio, somos la segunda reserva europea de este elemento pudiendo cubrir nuestras necesidades durante 30 años. Además hay unos 80 indicios geológicos pendientes de investigación geológica y minera. En el siglo XX, hubo varias minas activas y la última cerró en el año 2000 (mina Fe, Saelices, Salamanca). Actualmente existe un proyecto minero consolidado en Retortillo (Salamanca) que no puede iniciarse por la prohibición legal. Nuevamente la Ley de Cambio Climático citada prohíbe expresamente, en su artículo 10, "la investigación y aprovechamiento de yacimientos de minerales radiactivos".
En resumen, las energías renovables por mucho que se desarrollen en ningún caso van a hacer disminuir nuestra dependencia energética del exterior y además, dentro de nuestro país, nos imponemos obligaciones y prohibiciones que impiden estudiar las posibilidades energéticas de nuestro territorio. La ideología guiada por la ignorancia y la estupidez nos gobierna.
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