Opinión

Cortafuegos, dureza y el mensaje clave: priorizar el partido

Los socialistas asturianos marcan su posición, muy medida, ante los escándalos nacionales

Las últimas revelaciones sobre la presunta corrupción de quienes fueron los dos últimos secretarios de Organización del PSOE, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, dejaron en «shock» al partido, pero el desconocimiento sobre qué otros aspectos pueden aparecer e incluso la expurgación de posibles redes corruptas sobrevenidas (como se ha visto en Navarra) sumen a los socialistas en la incertidumbre.

En la desorientación inicial surgieron algunos planteamientos que el propio Pedro Sánchez se encargó de acallar: la tesis es resistir para terminar la legislatura, ceñir las manzanas podridas a los señalados y asentar la idea de que la única alternativa a ese relato es favorecer unas elecciones que entregarían el gobierno a la derecha. Ese mensaje ha ido calando aguas abajo, si bien con muchos matices. Y en no pocos dirigentes sanchistas la defensa del Presidente es clara, pero algo se ha roto.

El comité autonómico de la FSA celebrado ayer en Lugones era la mejor prueba para evaluar en qué situación se encuentra el PSOE asturiano. A lo largo de los días previos se produjeron muchos pronunciamientos, con matices diversos. Ayer era el momento de expresarse internamente. Y aunque en las numerosas intervenciones (unas tres horas de reunión) hubo sabores diferentes, la sensación final estuvo lejos de lecturas de división entre los asistentes.

El partido por encima de todo.

Este mensaje es relevante, no por novedoso, sino por inesperado. Parece de cajón, pero en el PSOE sanchista no ha sido habitual explicitarlo. La reiteración de esa idea por parte de varios intervinientes muestra que el impacto en la marca es una preocupación severa, y que el daño de descrédito por los casos de corrupción puede extenderse a todos los ámbitos, incluido el regional y el municipal. Y también (aunque nadie lo expresó de este modo) que, si alguna vez llega eso que algunos ya llaman el «postsanchismo», tendrá que llegar con un PSOE que al menos conserve los cimientos.

Respaldo a priori a la reacción de Sánchez.

Tampoco faltaron las intervenciones en defensa de la respuesta de Pedro Sánchez, pero el sentir general (expresado por el propio Barbón) es que el partido debe reaccionar con la máxima dureza para atajar la crisis de credibilidad. Eso incluye remodelaciones en la Ejecutiva federal y también en el Gobierno. No obstante, alguna intervención recordó que también existía cierta responsabilidad de lo sucedido en quien eligió a los dos secretarios de Organización que han arrastrado al PSOE a este infierno.

Dureza en la reacción.

Esa severidad en la respuesta debería borrar de un plumazo el rastro de influencia de Santos Cerdán, no por ánimo de venganza o castigo, sino por amputación preventiva. La federación navarra, por ejemplo, se ha convertido en un territorio de incertidumbre. También la aparición de algún nombre del Consejo de Ministros en las grabaciones de Koldo García induce a la sospecha de que volverán a aparecer.

No existe un «perímetro» claro.

La palabra «perímetro» fue empleada por el propio Adrián Barbón, para referirse a esa sensación de incertidumbre. Muchos dirigentes nacionales se lanzaron a la defensa férrea de Santos Cerdán cuando comenzaron a aparecer las informaciones periodísticas que le señalaban. Comprobar (no solo en las transcripciones de la UCO sino directamente en las grabaciones) que las sospechas son más que razonables hace que la duda se extienda ya como método de análisis. ¿Quién pone la mano en el fuego por quién? Adrián Barbón lo comentó antes del comité autonómico a los medios de comunicación: «Yo no pongo la mano en fuego por nadie».

Cortafuegos, cortafuegos por todas partes.

Está el riesgo de que la sospecha de la corrupción se extienda a todos los ámbitos allá donde gobierna el PSOE. Ese es un riesgo que los dirigentes territoriales socialistas se esforzarán en conjurar con ahínco. Barbón ha planteado un endurecimiento de las penas para los políticos corruptos y también castigo social. Pero ha señalado que esa actitud ejemplarizante también debe extenderse a quienes pagan «mordidas». «A mí no me pillarán en un escándalo así», ha dicho Barbón.

Un paquete de medidas «anticorrupción».

La respuesta del PSOE ha de ser contundente, convinieron los asistentes al comité autonómico. Además de las acciones internas también cabe impulsar decisiones legislativas para tratar de blindar posibles usos fraudulentos de los mecanismos de contratación, si bien no resulta fácil jurídicamente. El sistema funciona si existe voluntad de limpieza, pero siempre hay resquicios para quien quiera hacer una utilización perversa.

No hay que convocar elecciones ahora.

El debate sobre si Sánchez debería convocar elecciones tiene dos subapartados. Nadie en el PSOE asturiano defiende un adelanto electoral ahora, con el partido por los suelos. En este sentido, la coincidencia con el criterio de Sánchez es unánime. Pero en las intervenciones se han deslizado algunos matices. Quedan dos años muy largos de legislatura y habrá que ver lo que llega. Alguna intervención puso como prueba de fuego de la gobernabilidad la aprobación de presupuestos en 2026. Si Sánchez consigue sacar adelante unas cuentas no habrá duda de su respaldo parlamentario; pero si no lo logra resulta ya difícil de entender una legislatura basada en prórrogas encadenadas. En ese caso la convocatoria de elecciones no sería descartable. Eso daría un año de distancia antes de las autonómicas y municipales de 2027.

Defensa de Adriana Lastra.

No intervino la que fuera vicesecretaria general del PSOE, aunque cabía esperar, por lógica, que lo hiciese, tras sus últimas declaraciones. Fue el propio Adrián Barbón quien hizo una defensa de Lastra y fortaleció la idea de que la riosellana fue «víctima» de maniobras de Cerdán que propiciaron su dimisión y retirada de la primera línea política nacional. Las intervenciones solidarizándose con ella y de respaldo se sucedieron, sin aspavientos o escenificaciones.

Velar por el cumplimiento del código ético.

Las organizaciones siempre escriben en sus códigos éticos sus mejores propósitos, pero pocas veces persiguen con firmeza su cumplimiento. Barbón ha expuesto la necesidad de reforzar en el PSOE esa voluntad de ejemplaridad. Es algo que trasciende a las sospechas de corrupción. Eran conocidos y habían sido advertidos internamente los hábitos íntimos de Ábalos, sin que ello hubiese supuesto que se tomasen medidas. Está también el antecedente de Juan Bernardo Fuentes Curbelo (Tito Berni), que fue solo un aperitivo para lo que el PSOE ha tenido que soportar después.

El comité federal en el horizonte.

Deberá ser el secretario general de la FSA, Adrián Barbón, quien traslade la posición asturiana en el comité federal que se producirá el próximo 5 de julio. No obstante, los socialistas son conscientes de que incluso en apenas quince días pueden ocurrir muchas cosas. No hay «perímetro» claro y tampoco la respuesta que debe adoptar el partido está, por tanto, completamente decidida. n

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents