Opinión

La patria no va en la pulsera

Deploro las actitudes patrioteras y abanderadas, pero la sumisión sin rechistar a un aprendiz de dictador, por cargado de poder que esté, forzando encima una sonrisa para disimular lo que nos mete, es demasiado para el cuerpo. Miren por dónde ha tenido que ser España la que plante cara. Miren por dónde nos puede caer, por ello, más de una torta de las que duelen. Miren por dónde en casa los patriotas están del lado del que nos humilla, aunque es casi peor ponerse de perfil con un ni esto ni lo otro que apesta a doblez. Miren por dónde a Sánchez, que estaba casi K.O., puede salvarle otra vez la campana. Pero, en fin, vayamos a lo que importa: que un país, una nación, un Estado, si quiere seguir siéndolo, no puede permitirse, sea cual sea el gobierno, ir con las espaldas abiertas a negociación de tamaño calibre. ¿Debería el mismísimo Rey hacer una llamada de atención al respecto? n

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