Opinión

Verano y veraneo

Se puede decir que el veraneo nació con el siglo XX y en los primeros tiempos solo veraneaban las gentes poderosas, que se retiraban a sus fincas de recreo para pasar los meses de verano y a veces llegar hasta bien entrado el otoño, a tiempo de dejar colocadas las flores de Todos los Santos. Antes de la Guerra pocas familias de clase media veraneaban yendo a casas cerca de la playa, que se alquilaban por fracciones, llevando en ocasiones los propios colchones a cuestas. Tras la Guerra, en los años 50 y 60 se extendió el veraneo para la creciente clase media. Los veraneos tenían dos localizaciones, las playas de siempre, y León, tan bueno para curar muchos males. Toda Asturias se fue llenando de apartamentos y chalets, viviendas unifamiliares en las que veraneaban las familias ovetenses. Y así fueron pasando los años, uniéndose las generaciones en el hogar familiar, hijos, nietos y hasta biznietos…

Pero los tiempos cambian, y entrado el siglo XXI esos veraneos de temporada se hacen imposibles, en el trantrán del poco tiempo que el trajín de la vida deja al descanso estival. Muchas de aquellas felices casas familiares se fueron viniendo a menos e incluso cerrando, sus descendientes entregados a la diáspora de buscar el rincón más exótico para el Instagram. O se reabren al turismo de estancia breve, casi diaria, del que cruza el mapa con el mismo afán.

Que cada uno veranee como quiera o pueda. Yo me quedo en mi Carbayo a ver si en septiembre, con San Mateo, empezamos a pensar ya en el Museo de la ciudad… n

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