Opinión

Interés al alza de los elementos críticos

La lucha de las naciones por el control del subsuelo

La aparición en escena del presidente de Estados Unidos, en enero de 2025, supuso muchos cambios: la cruzada contra los migrantes, deriva autoritaria y abusos del poder, erosión de los vínculos con los países aliados, miedo en las universidades a carecer de fondos, caótica guerra arancelaria, errática montaña rusa del mercado de valores, desplome temporal del valor del dólar, niveles récord del déficit comercial y algún que otro runruneo. Sin embargo, el foco mediático se concentra, de manera especial, en el interés del nuevo Gobierno yanqui por los elementos químicos indispensables para el geoestratégico mundo tecnológico, de manera especial para vehículos eléctricos y armamento.

El escenario estrambótico expuesto evidencia la trascendencia de disponer de yacimientos propios suministradores de minerales idóneos para fabricar lo que se demanda en una sociedad moderna. Ello conlleva incentivar tanto la prospección de concentrados de especial utilidad, como avanzar en el impulso de su beneficio, lo cual requiere una reactivación de la minería, tan vilipendiada en ámbitos ecologistas.

Los materiales críticos son tecnológicamente imprescindibles para la producción de energías limpias, modos de transporte respetuosos con el medio ambiente y un sinfín de aplicaciones industriales de vanguardia. Está constatado que el cambio global hacia la transición verde, las energías renovables (turbinas eólicas y paneles solares), la digitalización robótica y el entorno armamentístico (a destacar los drones de guerra y otros dispositivos bélicos) aumentará exponencialmente su exigencia.

Un conjunto característico de estas sustancias se denomina "tierras raras" (TR), grupo que compendia a los lantánidos junto a otros estrechamente relacionados; a ellas hay que añadir algunos más, considerados como esenciales. El dominio de China en este campo es descomunal, erigiéndose en el mayor proveedor de tierras raras pesadas, incluyendo su altísima implicación en los procesos de refinamiento. Si el país asiático decidiera prohibir la exportación de este tipo de ingredientes, debilitaría las capacidades militares e industriales de EE UU y de Europa, que dependen del estado mandarín como nunca había ocurrido con anterioridad. De hecho, China acaba de establecer un control a las exportaciones de TR que cambia el escenario de la guerra comercial declarada por el primer mandatario norteamericano, lo que le obligó a aplicar la táctica de la marcha atrás.

Por otro lado, la República Democrática del Congo desarrolla una pujante actividad minera, ya que explota el 75 % del cobalto del mundo necesario para las baterías, aunque el 60 % del total extraído en ese terreno africano se refina en la República China. Por consiguiente, no debe extrañar que la Administración estadounidense corteje al Congo para adquirir y asegurarse los suministros cruciales, por ejemplo, de cobalto, litio, cobre y tantalio― que precisan sus multinacionales (Apple, Tesla Motors, Microsoft, Google, Ford, etc.).

Con el ánimo de salvaguardar la preocupante situación, la Unión Europea (UE) ha diseñado un plan importante con miras a aumentar la autonomía en la obtención y procesamiento de estos elementos. Dentro de un contexto geopolítico extremadamente volátil, Bruselas pretende avalar el acceso a determinados recursos geológicos claves, seleccionando 17 proyectos, entre los cuales cabe citar: litio, cobalto y níquel para producir baterías; galio para paneles solares; boro bruto para tecnologías eólicas; titanio y wolframio en los sectores espacial y de la defensa.

Para agilizar las líneas de investigación y el dinamismo minero, el Parlamento Europeo aprobó en 2023 la "Critical Raw Materials Act", legislación elaborada con el objetivo de fortalecer la capacidad respecto a los componentes demandados a lo largo de todas las etapas de la cadena de valor; además, busca reducir las dependencias, mejorando la preparación y promoviendo la sostenibilidad y la circularidad de la cadena de suministro; en esencia, la posibilidad de poder obtener en nuestro subsuelo minerales ineludibles para la electrificación de la economía, la transformación energética y la digitalización.

A tal fin, es propósito agilizar la actual burocracia existente a través de la "Ley Europea de Materias Primas Fundamentales", financiando parte de la garantía exigida para las inversiones en explotación, favoreciendo la apertura de criaderos, así como la reapertura de minas inactivas; igualmente persigue reducir los trámites y el tiempo para obtener los permisos para el laboreo.

Con estas premisas, la Comisión Europea publicó el 24 de marzo de este año 47 planes, distribuidos en: 22 proyectos de litio, 12 de níquel, 11 de grafito, 10 de cobalto y 7 de manganeso. Las iniciativas planteadas ―que van desde la extracción, al procesamiento y el reciclado― pretenden cubrir, respectivamente, el 10 %, el 40 % y el 25 % de la demanda de la UE a más tardar en 2030.

Entre los proyectos seleccionados, siete son españoles (el segundo país, por detrás de Francia): seis minas y una planta de reciclaje, distribuidas por Extremadura (3), Andalucía (2) y Galicia y Castilla-La Mancha (1 cada una). Estas previsiones permitirán tener un significativo acceso a 14 de los 17 recursos estratégicos identificados por Europa.

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