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Opinión

Razones de sobra

El Huerna, un peaje injusto, presuntamente ilegal y convertido en símbolo contra los últimos agravios a la sociedad asturiana

Al margen de usar un argumento maniqueo y maximalista, Óscar Puente obvia el meollo de la cuestión cuando asegura que los asturianos avalaron en las urnas el peaje del Huerna hace 14 años al hacer presidente del Principado a Francisco Álvarez-Cascos, autor intelectual y material en el Gobierno de José María Aznar de la cuestionada prórroga de la concesión de la autopista. Porque en 2011, a diferencia de ahora, no había ningún dictamen de la Comisión Europea que considerase irregular esa actuación. Además, es cierto que la Justicia de la UE aún no se ha pronunciado, pero también lo es que un Ministro del Reino de España debe guardar prudencia al valorar conclusiones de organismos comunitarios abocadas a los tribunales y que amenazan con salirle caras al Estado, es decir, a los contribuyentes. Las razones esgrimidas por el vallisoletano son rebatibles en el fondo y en la forma.

Dejando a un lado las consideraciones jurídicas, que de por sí ya dan suficiente soporte a la reclamación, los asturianos tienen otros poderosos motivos para salir este viernes a las calles . En primer lugar, el peaje, además de presuntamente ilegal, es injusto desde el punto de vista económico y social. Basta con echar un vistazo a la tabla publicada el pasado lunes en LA NUEVA ESPAÑA que recoge el coste del viaje a Madrid por autovía/autopista desde las dos mayores ciudades de la región y desde todas las capitales de provincia peninsulares. ¿Cuál es el motivo de que un conductor que sale de Oviedo pague casi ocho euros más que otro que parte de Girona, a pesar de que recorre 241 kilómetros menos? ¿Por qué una furgoneta con destino en Gijón debe desembolsar nueve euros más que otra rumbo a Cádiz, pese a que su camino es menor en 181 kilómetros? Habrá quien apele a una extensa literatura sobre la necesidad de los peajes como eficaz método para afrontar financieramente la construcción o el mantenimiento de vías de comunicación onerosas. Entonces, ¿por qué no se renovó la concesión de casi todos los que había en Cataluña o se aplicó un rescate a las radiales de Madrid? Es evidente que la voluntad política mueve montañas.

Con el Huerna llueve además sobre mojado; y ahí radica otra de las causas del cabreo. Asturias ha soportado estoicamente el maltrato a sus infraestructuras por parte de sucesivos gobiernos de diferentes colores, en forma de retrasos e incumplimientos. Para no caer en la exhaustividad, es suficiente ceñirse a las principales promesas rotas durante esta legislatura, que empezó con la inauguración de la Variante de Pajares tras mil y un plazos. En estos dos años largos, la región se ha quedado sin el vial de Jove, es decir, las nuevas conexiones del puerto de El Musel; la Autovía del Suroccidente apenas avanza, con la maleza consumiendo algunos tramos ya construidos; y las cercanías ferroviarias siguen cayendo cada dos por tres en el caos sin un plan de eficiencia y sin fecha para la llegada de los nuevos trenes.

Tras el estallido político y social contra el peaje en la principal vía de comunicación por carretera con la Meseta se asoman también recientes agravios de otra naturaleza, relacionados especialmente con la financiación autonómica. Los discutidos criterios para la quita de la deuda y la posible salida de Cataluña del régimen común están en la mente de una parte de los asturianos que se pondrán detrás de la pancarta. De alguna manera, el Huerna ha hecho de catalizador de un malestar creciente. Es la gota que ha colmado el vaso.

Limitar la manifestación que recorrerá las calles de Oviedo a los 15,6 euros que pagan los conductores de turismos sin bonificación en el Huerna (30,8 hasta Madrid) sería un error mayúsculo. El peaje se ha convertido en bandera de una indignación hasta ahora latente en sectores ideológicos diversos. La única consecuencia positiva del rechazo frontal del Gobierno central al rescate de la concesión es precisamente el enorme consenso político y social generado. Su reflejo es el documento al que se ha adherido LA NUEVA ESPAÑA firmado en la llamada Alianza por las Infraestructuras, donde tienen asiento todos los partidos con representación en la Junta General, las entidades empresariales, los grandes sindicatos y unos cuantos colectivos ciudadanos. Las declaraciones de las últimas horas han encendido la cerilla. De la fuerza que finalmente tenga la explosión de hoy dependerán los siguientes pasos.

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