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Opinión

Una semana decisiva para Asturias

La región logra encadenar señales de futuro: inversión industrial y empleo en defensa, conocimiento con la llegada de universidades privadas y determinación para proteger, unida, sus intereses

Manifestación contra el peaje del Huerna.

Manifestación contra el peaje del Huerna. / Irma Collín / LNE

Asturias cierra una intensa semana que deja entrever un horizonte distinto. En apenas unos días se han encadenado señales que dibujan la posibilidad de un cambio estructural para la economía y la autoestima de esta tierra. Inversión industrial y empleo en defensa, llegada de universidades privadas y una movilización cívica sin precedentes en defensa del interés regional. La guinda sería que el Gobierno de España atendiese la justa reclamación de los asturianos y suprimiese el agraviante peaje del Huerna.

El impulso del Gobierno de España al sector de la defensa conocido días atrás, con una inyección superior a los 10.000 millones de euros en créditos a interés cero, da una medida del potencial de este campo en los próximos años. Y en ese reparto Asturias aparece bien posicionada. La apuesta conjunta de Indra, empresa con participación pública española, que recibirá el 40% de esa cantidad, y del consorcio Tess Defence, que integra también a Santa Bárbara y su fábrica de Trubia, para expandirse en el Principado supone abrir un espacio de alta tecnología y especialización. Solo en El Tallerón, en Gijón, Indra estima que sostendrá unos 800 empleos directos, y su plan de crecimiento prevé alcanzar 3.000 puestos en el conjunto de España en los próximos ejercicios. Un volumen que da idea de la dimensión de la apuesta, con la posibilidad de fabricar en la región 1.300 blindados.

Asturias, que durante años contempló con melancolía la pérdida de tejido industrial, puede ahora construir un nuevo modelo apoyado en la innovación, la tecnología y la cualificación profesional. Y, como en todo ciclo de cambio, el capital humano será determinante.

El interés de la marca de automóviles de capital chino BYD, una de las mayores productoras del mundo, por establecerse en España, y la ocasión que ello representa para Asturias, refuerza la sensación de que algo se mueve en positivo. No solo por el impacto directo en inversión y empleo, sino porque el Principado podría integrarse en la cadena europea de la nueva movilidad eléctrica, un sector de futuro donde España busca ganar peso.

A la vez, la llegada de universidades privadas añade nuevas posibilidades. Su desembarco en áreas donde existe una acuciante escasez de profesionales –como las sanitarias– responde a una necesidad real y no a un capricho del mercado. Asturias, con Castilla-La Mancha y Extremadura, es una de las tres comunidades autónomas sin estudios superiores del ámbito privado. Para Oviedo supone un revulsivo evidente: el campus de la Alfonso X se levantará precisamente en un barrio, el de El Cristo, golpeado por el cierre del viejo hospital, devolviéndole vida, actividad y jóvenes. Y para Avilés la Universidad Europea inyecta autoestima en una ciudad que en numerosas ocasiones ha visto pasar de largo las decisiones de desarrollo en favor de Oviedo y Gijón.

La competencia, lejos de representar un problema para la Universidad de Oviedo, ha de verse como un acicate. La libre concurrencia educativa, bien entendida, impulsa la mejora y refuerza el papel de la institución pública, llamada a seguir siendo, como siempre fue, la gran casa del saber de los asturianos. Ahora, además, con matrícula gratuita.

Asturias encadenó esta semana señales en la buena dirección: inversión industrial, empleo, conocimiento y autoestima. Faltaría, como broche, que el Gobierno de España, del mismo color que el del Principado, escuchase el clamor unánime de los asturianos manifestado el viernes en la calle y pusiera fin al desafuero del peaje del Huerna. No existen discrepancias políticas, sindicales, empresariales o ciudadanas en esta demanda: todas las voces de todos los ámbitos reclaman el final de ese abusivo pago cada vez que se cruza la autopista con la Meseta. Sería una muestra de sensibilidad hacia un territorio que no exige privilegios, sino justicia. Que no haya que esperar a que los tribunales dicten sentencia para corregir lo que la sociedad asturiana reconoce como una desigualdad manifiesta.

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