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Opinión

Desarme en tiempos de rearme

La gran fiesta gastronómica del otoño asturiano y los planes de Defensa para Asturias

Oviedo se entrega al mantel del Desarme mientras España piensa en rearmarse, con la salvedad de que la reconquista de la industria armamentística empieza por Asturias, como cuando Pelayo sometió a los moros a pedradas. Eran tiempos de otras tecnologías. Para estómagos poco curtidos en la asturiana pitanza, el Desarme es una bomba, es como comer fabada dentro de un carro de combate para duplicar la carga de artillería. La fiesta gastronómica ovetense en un arma de seducción masiva.

Si se cumplen los planes de Defensa a poco que Trump apriete el nudo de la corbata a Sánchez, el Tallerón de Gijón y la fábrica de Trubia pueden configurar, a medio plazo, el eje asturiano del nuevo polo nacional de sistemas terrestres, complementando a Cádiz, en el ámbito naval, y a Getafe, en el aeronáutico. La región recuperaría de este modo su relevante papel histórico: volver a ser la fragua de la industria española, pero ahora bajo parámetros de la tecnología más puntera.

Asturias deberá cuidar, ahora más que nunca, su imagen de región tecnológica para que la defensa no se perciba solo como industria de armas, sino como industria de conocimiento, ingeniería y empleo cualificado. Pero sobre todo debe evitar que se repitan errores del pasado: convertirse una vez más en un monocliente del Estado. No conviene poner todos los huevos del desarrollo industrial de la región en una única cesta, la de Indra, no vaya a ser que el mecano militar se desarme mientras celebramos con potaje de garbanzos, callos y arroz con leche.

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