Opinión
Adiós a Juanjo Iglesias, cronista irónico de Noreña
Noreña pierde a un referente ciudadano. Juan José Iglesias Álvarez, funcionario jubilado, escritor, sindicalista de largo aliento y un modelo de compromiso cívico, falleció ayer víctima de una prolongada enfermedad en el Hospital Universitario Central de Asturias, donde permanecía ingresado desde hacía varios días. Tenía 75 años y deja viuda, Cristina, y una nieta, Celia.
Juanjo, como le conocían sus amigos, completó toda una carrera profesional como funcionario del Ayuntamiento de Noreña, donde ejercía como recaudador municipal. Hombre de la transición, en 1976 se afilió a la UGT, siendo elegido en 1982 secretario general de la Federación de Servicios Públicos (FSP) de UGT Siero-Piloña. Mantuvo esa responsabilidad hasta 2010, cuando su deteriorado estado de salud, agravado por un fatídico accidente de tráfico, le disuadió de presentarse a un séptimo mandato. En los dos anteriores, había sido reelegido tras obtener el 100% de los votos de los afiliados. Cuando cesó en el cargo, UGT Asturias le distinguió con la insignia de plata al trabajo sindical de base.
En paralelo a su labor sindical, Juan Iglesias se implicó en todas las iniciativas ciudadanas que, en aquellos tiempos de ebullición social, sacudían la pequeña villa condal. Especialmente destacable fue su participación en los colectivos educativos, ya desde que participó en la fundación de la plataforma ciudadana que, en su momento, reclamaba la reapertura del Instituto de Noreña. Presidente, durante nada menos que trece años, de la Asociación de Padres del Colegio Público Condado de Noreña, Iglesias fue un miembro activo de la Federación de Padres de Alumnos de Asturias "Miguel Virgós", donde ejerció de responsable del área de análisis y proyectos, además de representar a estos colectivos en el Consejo Escolar de Asturias durante nueve años.
Todas estas tareas en el ámbito educativo coincidieron, como no podía ser de otra forma, con los años de formación de su única hija, Carmen, fruto de su matrimonio con Cristina Cabeza, ambas muy conocidas en la Villa Condal merced a su trabajo en la cadena hotelera de la familia Cabeza. Carmen Iglesias falleció en 2020, víctima de una cruel enfermedad. Tenía sólo 36 años.
Dentro de su acusado compromiso ciudadano, Juan Iglesias también ejerció de periodista, primero como locutor de la Radio Libre de Noreña y, desde 1978, como corresponsal en la Villa Condal de LA NUEVA ESPAÑA.
Juanjo no era un periodista al uso, sino más bien un corresponsal en toda la extensión del término: una mezcla entre redactor, fotógrafo, columnista de opinión, cronista y fuente para otros periodistas, con la oreja siempre pegada a la vía. A todos conocía y a todos escuchaba, nada de lo mundano le era ajeno salvo quizás el fútbol, que no era santo de su devoción excepto cuando jugaba "la Roja".
Le apasionaban en cambio la Fórmula Uno (se declaraba fan de Prost y Alonso) y el ciclismo. Cuando el sobrepeso empezó a castigarle con más vehemencia, avanzados los cincuenta, se hizo instalar una bicicleta estática frente a una pequeña tele en el despacho de su casa, una sala amplia y atiborrada de periódicos con vistas a la plaza de la Nozalera. Allí seguía Tour, Giro y Vuelta, pedaleando frenéticamente al mismo ritmo que los ciclistas, quemando grasa mientras subía el Tourmalet a rueda del Pantani del momento.
Era sobre aquella bicicleta donde daba forma a los textos que después publicaría en LA NUEVA ESPAÑA, donde en los primeros años de este siglo tenía una columna semanal, titulada "Pasaba por aquí". Su gran "hit", como él mismo recordaba, era un artículo titulado "La sal en Noreña", que vio la luz allá por febrero de 2008. En aquel texto, pleno de ironía, Iglesias atizaba a los médicos que le vetaban el consumo de sal: "Nos curaréis el corazón, pero nos matáis el alma", lamentaba.
En el porfolio de las fiestas de Noreña eran clásicas sus crónicas anuales, en las que hacía un repaso inesperadamente minucioso de lo que había sido el año en la villa. Pero sus textos más emotivos eran los que redactaba para leer en las bodas de sus familiares y amigos. Radiografías certeras, llenas de cariño y humor, que Juanjo recitaba, como si fuese el pregonero de la fiesta, en mitad del convite.
Un fatal accidente, hace cosa de quince años, cercenó su lucidez. En los primeros años, en algunos momentos, sus amigos veían la proverbial sagacidad de Juanjo tratando de emerger en sus ojos inquietos, pero nunca regresó. Menos aún tras la pérdida de Carmen, por la que sentía auténtica devoción.
En los últimos años, ajeno al devenir del mundo, apenas se prodigaba por los cafés de la Villa Condal. Y cuando sus amigos le veíamos, sentíamos acaso aquella sensación que Conrad percibió en una rada oriental, al ver pasar en cuerpo y alma a su doliente "Lord Jim": la de estar ante uno de los nuestros.
Suscríbete para seguir leyendo
- El templo de la hostelería asturiana que cerrará sus puertas a finales de año: 'Es mucho más que una sidrería, es un verdadero centro cultural de Avilés
- Muy graves las dos víctimas del brutal choque en la 'Y' entre un coche y un camión que bloqueó el tráfico durante horas y causó retenciones de más de cuatro kilómetros
- Emergencias pone en alerta a todos los asturianos: 'Cierre ventanas y puertas, y aléjese de cornisas, muros y árboles
- Adriana Lastra suspende su agenda al ingresar en el HUCA
- Aterriza por tiempo limitado en Lidl la mopa de vapor low cost que deja desde moquetas a ventanas y persianas como recién compradas
- Atención asturianos: llega la borrasca 'Claudia', de 'gran impacto', que dejará lluvias y rachas de viento muy fuertes en la región
- Revuelo en Gijón por una pelea multitudinaria en Poniente
- Guía completa de la Navidad en Oviedo: Ara Malikian, el Ballet de Kiev, un festival de magia, la casa de Santa Claus, noria, pista de hielo...
