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Opinión

El rock del Huerna

El ministro Puente y Barbón, entre Led Zeppelin y AC/DC

Bienvenidos a un rodeo por la autopista del sarcasmo —también conocida como la del Huerna— donde los peajes no solo se cobran en euros, sino en paciencia ciudadana.

Por un lado, Óscar Puente, ministro de Transportes, coleccionista de excusas como otros coleccionan cromos de Panini. Declara el titular del ministerio inversor que el peaje no es prioridad. Otro gallo cantaría si la reclamación la hicieran los nacionalistas catalanes o unos señores de Valladolid después de tomar el vermú en la calle Correos.

En el otro lado del cuadrilátero, Adrián Barbón, presidente de Asturias, retador de un gobierno de sus propias siglas, al que amenaza con llevar a los tribunales. Mal asunto, Adrián: a Pedro Sánchez le mientas a los jueces y se le salen los ojos de las órbitas como a Bitelchús.

La riña política que enfrenta al presidente del Principado con el ministro recuerda a una cena de cuñados en Nochevieja: más fruta escarchada que mazapanes. Le falta picante, rock and roll, como a los platos de MasterChef cuando mete Jordi Cruz la cuchara.

Si Puente acaba doblando la testuz, Barbón se habrá ganado la escalera al cielo. Si el ministro se mantiene firme y seguimos pagando peaje hasta mediados de siglo, el jefe del Ejecutivo asturiano tendrá que circular por la autopista al infierno.

O sea, que de esta, o sale por la puerta grande o por la de la enfermería. O triunfa como el cantante de Led Zeppelin o acaba rasgando en El Fontán las cuerdas del infortunio, en uniforme de colegial, como el guitarrista de AC/DC.

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