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Opinión

El álgebra de Barbón y la vía tomista

De la aritmética parlamentaria a la ecuación con una sola incógnita

En los buenos tiempos, Adrián Barbón gozaba de las bondades de su consabida "aritmética parlamentaria": la capacidad de establecer alianzas a derecha e izquierda según las iniciativas que su Gobierno (entonces monocolor) quería sacar adelante. Pero ahora el álgebra del Ejecutivo se ha simplificado al máximo: no hay demasiadas ecuaciones y la única incógnita se llama Covadonga Tomé.

Un matemático diría que Barbón operaba en la pasada legislatura dentro de un sistema compatible indeterminado, que permitía que distintas combinaciones cumpliesen la misma igualdad: la aprobación de la iniciativa. Es decir, Barbón se movía en un espacio de soluciones que constituía un plano; ahora se limita a un punto, y solo si la diputada del Grupo Mixto asiente.

El Gobierno es ahora un matrimonio con alguna riña y un tercero al que seducir. Y los tríos siempre son asunto complicado en las relaciones. ¿A quién se cede más: a quien forma parte del Ejecutivo o a quien resulta necesario fuera de él? Esa pregunta no es banal y seguramente explicará mucho de lo que suceda en los próximos días.

Todo parte de un error táctico del Ejecutivo que pudo parecer menor y un simple desliz: la comprobación de que el proyecto de Presupuestos se elabora por la parte socialista sin que el socio, Izquierda Unida (IU), tenga una visión completa. Quedó atestiguado cuando la Consejería de Hacienda convocó a los partidos a negociar las cuentas sin que IU supiera detalles sobre ellas, lo que motivó una bronca interna. Lo lógico, en un Gobierno de coalición, sería que el Presupuesto saliese del acuerdo de ambos partidos, decidiendo solidariamente qué aceptar o rechazar en la negociación con el tercero. Pero ahora esa batalla puede convertirse en competición. Hacer coincidir en el tiempo el debate de la ley del IRPF con la negociación presupuestaria también ahora se ve como otro error.

La fiscalidad, como factor condicionante de la negociación presupuestaria, no permitirá medias tintas. Sin las rebajas fiscales que pide la derecha (imposibles para un Gobierno de izquierdas y con socio aún más a la izquierda), la única vía es Tomé.

Tomás de Aquino estableció sus cinco vías para demostrar la existencia de Dios. Para el Gobierno, solo hay una vía tomista para la existencia del Presupuesto.

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