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Opinión

La encrucijada perfecta

Un aniversario para mejorar la conservación de la ruta jacobea

Los fastos oficiales por la elección de la cultura sidrera como Patrimonio de la Humanidad o el apoyo institucional para que lo sea la Universidad Laboral de Gijón, a rebufo del admirable empeño de la Asociación de Antiguos Alumnos, contrastan con la falta de planes de conservación sólidos para los bienes asturianos que lograron hace tiempo el honor, aunque se hayan producido importantes avances. Los vaivenes de la Administración los padecen, por ejemplo, los monumentos prerrománicos y su entorno, sin fondos suficientes para una conservación estable que trascienda la retirada del musgo. Y, sobre todo, los dos trazados del Camino de Santiago que pasan por la región, elevados por la Unesco a los altares hace diez años. Década que no ha sido suficiente para diseñar una estrategia coordinada, nítida y con soporte financiero, a pesar de que los dineros se han multiplicado. La efeméride es una buena ocasión para estimular una reflexión.

El mantenimiento de ambas rutas jacobeas, la del Norte y la Primitiva, y de sus albergues se ha hecho durante este tiempo a trozos y por momentos. Cada etapa es un mundo. Puede dar fe cualquier peregrino que haya recorrido el Principado para ganarse la compostelana. Su estado depende sobremanera del interés que tenga el alcalde de turno en promocionar el Camino en una determinada coyuntura política. Hay casos extremos. Oviedo ha aprovechado como marca turística su condición de origen del trazado primitivo; Gijón ha mejorado la accesibilidad y la señalización en paralelo a la inminente inauguración de su albergue tras años de olvido; y Avilés se esfuerza con relativo éxito en promocionarse como alojamiento de los que van a abrazar al apóstol. Por contra, en el Oriente y en el Occidente, muchos kilómetros están tomados por la maleza y, a menudo, acertar con la dirección correcta es cuestión de suerte.

Esta negativa diversidad sólo tiene una vía de solución y pasa por el Principado. El Gobierno autonómico debe asumir la coordinación de los recursos, ejercer un liderazgo en diálogo con los ayuntamientos que vaya más allá del reparto de subvenciones y redactar un plan plurianual con respaldo presupuestario. No se trata tanto de incrementar las partidas, que también, sino de gestionarlas mejor, sin dualidades y de acuerdo a las necesidades de cada lugar. Una forma de trabajar a la "gallega", que han imitado con éxito Cantabria, el País Vasco y La Rioja. El décimo aniversario del Patrimonio Mundial es una encrucijada perfecta para que Asturias mejore el cuidado de decenas de kilómetros que llevan a Santiago. Un sendero espiritual y turístico que forma parte de su alma milenaria como pueblo.

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