Posada (Llanes),

Daniel BÁRBARA

La arquitecta madrileña Marta Llavota Campo, afincada en el municipio llanisco, ha basado su tesis doctoral en un estudio pormenorizado de la casa indiana y su relación con el medio rural en el concejo de Llanes. El resultado: «Una arquitectura de distinción. Análisis y evolución de la casa indiana en el concejo de Llanes entre 1870 y 1936», un apasionante libro que sumerge al lector en la interpretación de la casa indiana como instrumento diferenciador, como elemento de distinción y de representación, con el que sus promotores conseguían, en muchos casos, consolidar y formalizar toda una vida de esfuerzo y de trabajo.

El libro de Marta Llavota Campo fue presentado el pasado 26 de junio en la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), en Oviedo. El número de casas indianas que recoge el trabajo asciende a 189. Las más destacadas, según la autora, están en el municipio llanisco. Asimismo, el extenso documento incluye 283 obras realizadas por los denominados indianos, emigrantes a América que generaron incalculables riquezas y que costearon la construcción de traídas de agua, carreteras, cementerios, casinos, escuelas, hospitales, capillas, fuentes y otros tipos de infraestructuras.

Las características más comunes de las viviendas de los indianos, según Marta Llavota Campo, se refieren a casas cuadradas, en forma de cubo; siempre pintadas y con gran decoración. La casa de indiano más original del municipio llanisco, según la arquitecta madrileña, se sitúa en la localidad de Po. La casa «Javariega», propiedad de Manuel del Basto, es la más original a los ojos de la experta debido a la planta que se forma en una especie de «L». Además, es «la mejor conservada», apunta la autora del libro.

La casa de la marquesa de Argüelles, en Llanes, es «la más singular», ya que se eleva sobre una planta cuadrada, con una escalera imperial en el centro y con pinturas de una belleza extrema. La mayoría de las poblaciones rurales del municipio llanisco tienen entre una y cinco viviendas con este tipo de características arquitectónicas americanistas, tan singulares de una época histórica y de una clase social. Llanes cuenta con 38 casas de indianos y 46 obras pagadas por indianos. Destaca Porrúa, con 13 viviendas y 21 obras, y Po, con 12 casas y 21 obras. El resto de las poblaciones rurales llaniscas se sitúan por debajo de la decena de casas de indianos. Muchas de ellas tienen más de cien años de antigüedad. «Tan sólo un veinte por ciento de las viviendas se sitúa dentro de la villa de Llanes; el resto se ubica en los núcleos rurales del concejo.

Estas poblaciones rurales son estructuras históricas del paisaje cultural asturiano y como tales la relación de las viviendas indianas con el territorio sobre el que se asientan es asunto de gran interés», anotó la arquitecta. En la actualidad y pese al espíritu conservacionista de determinadas ordenanzas particulares incluidas en el plan urbano de Llanes, las casas de indianos viven «un momento crítico como consecuencia del excesivo desarrollo urbanístico». La fiebre del ladrillo ha puesto en evidencia el declive de gran parte de estos monumentos arquitectónicos de los siglos XIX y XX. «Se abre la posibilidad de intervenir sustancialmente en estos edificios al permitirse los cambios de uso y los aumentos de volumen. Este riesgo se ve agravado por el momento de auge urbanístico que sufren las áreas costeras de la zona oriental de Asturias». Dentro del municipio de Llanes, 26 casas indianas han cambiado de uso. Algunas han sido destinadas a hoteles, otras a viviendas colectivas, restaurantes u otros usos.

En los últimos años, en Llanes hasta 48 casas de indianos -el 25 por ciento del total- funcionan como vivienda habitual; otras 14 casas -el 7 por ciento del total- se utilizan como vivienda colectiva, y 80 casas -el 42 por ciento- figuran como segundas residencias. Más datos: el 11 por ciento de las casas indianas están deshabitadas; el 13,68 por ciento han cambiado de uso. El 31 por ciento de los edificios de indianos se encuentran en buen estado; el 54 por ciento están en una fase media o deficiente; el 8,5 por ciento han sido abandonadas; 7 casas están en ruinas, y 4 han sido demolidas en los últimos años.