Llueves (Cangas de Onís), Bárbara MORÁN

Hay fechas y días señalados en los que el tiempo y la historia parecen haberse detenido. Ayer fue uno de esos días marcados en el calendario y cita ineludible para los republicanos asturianos. El 17 de mayo es tradición que el Ateneo Republicano de Asturias (ARA) festeje por todo lo alto aquel histórico acontecimiento que recogen las crónicas de la época y que narra cómo un oso pardo acabó con la vida del rey Favila, hijo de don Pelayo, en la localidad canguesa de Llueves. Otro año más, el oso parece que vuelve a tomar vida y vuelve a ilusionar a los de su bando.

Para los republicanos, aquel día y aquel oso simbolizan la liberación del pueblo y el nacimiento del primer republicano, el oso, que acabó a zarpazos con la vida del monarca español cuando éste intentaba cazarlo. Banderas de la República, poemas de Alfonso Camín y recuerdos para el general Nicolás Estévanez Murphy fueron algunos de los actos principales que los miembros del Ateneo desarrollaron para homenajear a la República.

La plaza de la iglesia de Llueves se convirtió ayer en capital de la República por un día, el himno del General Riego entonado por todos los asistentes y acompañado por el «Bandín» de los republicanos, sirvieron un año más, el quinto consecutivo, para que los miembros del Ateneo de Asturias recordaran aquel día al que consideran como la primera rebelión contra la monarquía.

Mensaje y reflexión

La jornada comenzó con la lectura del tradicional manifiesto por el presidente del colectivo, Francisco Prendes. A través de recuerdos, reflexiones y mensajes sobre la Monarquía actual española, Prendes exaltó la figura del oso como liberador del pueblo y recordó que para los republicanos el anhelo de libertad y democracia seguirán siendo los pilares fundamentales de su labor y de su filosofía de vida. «Es un gran día, como cada año recordamos al general Estévanez, que comenzó este acto y este año se cumple el 150.º aniversario, éste es una vez más nuestro mejor homenaje para rememorar aquella hazaña del oso de nuestras montañas, el primer republicano», manifestó, Prendes. Después del acto inaugural, todos los asistentes en peregrinación llevaron a su simbólico oso a hombros hasta la zona en la que acabó con la vida de Favila y en la que a principios del siglo XX se colocó una placa que recuerda lo sucedido. Para finalizar el homenaje a la República, todos disfrutaron de una comida satisfechos por haber estado un año más en el lugar donde querían estar y se comprometieron con la cita del próximo año.