Llanes, Ramón BATALLA

Han constituido una honda manifestación de duelo en Llanes las exequias de Pilar Pérez Bernot, fallecida a la edad de 84 años, en el Hospital Comarcal Grande Covián del Oriente de Asturias. Considerada como una institución en el sector del comercio local, esta popular llanisca había regentado, en la calle Mayor, la tienda de ultramarinos La Pilarica durante 38 años, hasta su jubilación, en 1989.

Pilar Pérez Bernot era hija de Pedro Pérez Villa («Pedro el Sordu») y de Aurora Bernot García, y viuda de Higinio Gumersindo del Río, y deja dos hijos: Higinio, director de la Casa Municipal de Cultura de Llanes y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, y Juan Pedro del Río Pérez.

La Pilarica fue un comercio modesto, pero pionero en la especialización de productos alimenticios típicos de la comarca. Los embutidos (especialmente el jamón, que ella cortaba con maestría con la sola ayuda de sus manos, sin ningún tipo de soporte mecánico, ante la admiración y la expectación de su clientela), las alubias blancas y de color, los quesos, el dulce de membrillo y de manzana y toda la variada gama de artículos que le dieron acreditada fama constituyeron durante casi cuatro décadas toda una referencia tanto entre los vecinos de la villa y del concejo como entre los veraneantes.

Durante el período estival era fácil ver llegar a la tienda de Pilar Pérez Bernot a conocidas familias de la colonia veraniega, como los Díez-Alegría, los Rodríguez Inciarte, Rodrigo Uría, Helenio Herrera, el filósofo Fernando Vela, los Corrochano, el cineasta Gonzalo Suárez y los fotógrafos Nicolás Muller y Jean-Jácques Lévy, que fueron todos ellos fieles clientes del comercio de Pilar Pérez Bernot.

Numerosos emigrantes llaniscos que trabajaban en Europa y en América se abastecían igualmente de sus artículos cuando regresaban a sus lugares de residencia habitual, una vez terminadas sus vacaciones. De grandes y reconocidas cualidades humanas, Pilar Pérez Bernot, nacida el 4 de febrero de 1924 en el barrio de Bustillo de la villa de Llanes, deja profunda huella en su localidad natal, donde era muy querida y estimada. Sus restos mortales recibieron cristiana sepultura en el cementerio municipal de Camplengo.