Llanes, Daniel BÁRBARA

Todos los vecinos de Llanes consultados ayer por LA NUEVA ESPAÑA aplaudieron la construcción de un auditorio en la villa, aunque pusieron en cuestión su ubicación junto a la playa del Sablón. Hay también quien entiende que la inversión (alrededor de 30 millones de euros) es excesiva, aunque todo dependerá de la funcionalidad futura del edificio. La mejor solución para llevar a buen término el proyecto consiste, según los vecinos, en un acuerdo con la familia Lacazette, propietaria de una parcela con un chalé en primera línea de playa que el Ayuntamiento pretende expropiar.

Rufino Galguera Fernández, natural de San Roque, de 76 años, apoya la construcción del futuro Palacio de Congresos, que significará «progreso para el municipio. Subrayó que la ubicación es buena desde el punto de vista estratégico, pero debido al entorno natural en el que se situará «no es del todo correcta». Para este jubilado, la inversión es «excesiva» para un municipio como Llanes. Añadió que el Ayuntamiento tendrá que gastarse «muchos euros» para hacerse con los terrenos de la familia Lacazette.

La llanisca Lolina Muñoz Tocornal, jubilada de 82 años, quien regentó el quiosco Lolina en la capital del municipio llanisco durante buena parte de su vida profesional, aprobó la ejecución del auditorio porque «las actividades culturales que se desarrollen atraerán a un buen número de turistas». Se mostró de acuerdo con la ubicación del inmueble, ya que se edificará en «una zona muy céntrica». No entró a debatir si el gasto es excesivo porque «sólo de escuchar esa cantidad de euros me entran mareos». Lolina Muñoz abogó por que los dirigentes del Ayuntamiento «se sienten en la mesa con la familia Lacazette para negociar la compraventa de los terrenos».

El inmigrante Leonel Arizmendi, mecánico de 23 años de edad, y natural de la República Dominicana, opinó que el futuro auditorio llanisco «desestacionalizará el turismo en el municipio», pero no está de acuerdo con el lugar donde se construirá. «Será un atentado contra el medio ambiente, aunque (los políticos) tendrán sus razones para construirlo en esa zona», puntualizó Arizmendi. Para este joven dominicano, «los números tienen que calcularlos los responsables de la gestión del Ayuntamiento, porque sólo ellos sabrán «hasta dónde se pueden estirar las arcas municipales».

El catalán Emiliano Carasa Ruiz, jubilado de 67 años de edad y residente en Llanes desde hace poco más de un año, aprueba la iniciativa municipal porque «la cultura no tiene que estar reñida con las ideas políticas, ya que es la base de la unión de los pueblos». El auditorio dará prestigio al municipio, aunque «se debe respetar el medio ambiente». La inversión prevista para las obras «es alta, pero todo dependerá del rendimiento» del edificio. El diálogo es, según Carasa Ruiz, la mejor fórmula para llegar a un acuerdo entre las partes afectadas por la compraventa de los terrenos. Salvador Cué Llaca, taxista de Celoriu, de 31 años, aseguró que todas las actuaciones que se desarrollen en el municipio por el bien de los ciudadanos «son bienvenidas». En cuanto a la localización, «el lugar es perfecto, pero se podría aprovechar algún edificio emblemático de Llanes y así el gasto no sería desmesurado. De todas formas», añadió, «el tiempo dictará si las arcas municipales pueden asumir el gasto». Cree que el Ayuntamiento y la familia Lacazette están «condenados a entenderse».

El llanisco Abel Ruisánchez Cueto, albañil de 37 años, augura que el Palacio de Congresos «atraerá a un buen número de turistas», pero «su impacto visual y ambiental será considerable». El gasto económico es «excesivo» y el Ayuntamiento y la familia afectada por los terrenos deben negociar «la mejor salida para las dos partes».