Llanes, Bárbara MORÁN

«Los cubos de la memoria» necesitan una restauración. Así lo expresó ayer Agustín Ibarrola en Llanes. El artista vasco visitó la que considera una de sus obras más destacadas, ubicada en los bloques de hormigón que protegen al puerto llanisco. Ibarrola relató que el sol, el fuerte oleaje y el salitre del mar son los peores enemigos para la conservación de «Los cubos de la memoria», y que tras un análisis minucioso de la obra ha determinado que se hace necesaria una rehabilitación.

«No sólo el oleaje y el salitre, que no cabe duda no son favorables para su conservación, el sol también hay que tenerlo en cuenta porque es muy dañino, ya que quema la pintura y los deteriora considerablemente. Pero, todo esto es normal, teniendo en cuenta que es una obra al aire libre y que está expuesta a las inclemencias del tiempo», subrayó Ibarrola.

Hacía un año y dos meses que el artista no visitaba su obra llanisca y al ver el estado de «Los cubos de la memoria» se atrevió a apelar por una pronta restauración de esta obra artística, que logró transformar en únicos los bloques de hormigón que componen la escollera del puerto llanisco.

Ibarrola calificó ayer a «Los cubos de la memoria» como «parte imprescindible de mi historia creativa y por la que siempre he mostrado mi debilidad, por todo el trabajo que lleva detrás y lo que simboliza para mí», apuntó.

«Los cubos de la memoria» necesitan un retoque y debe ser antes de un año. «Creo que en los próximos meses podría acometerse y sin duda será una operación que personalmente dirigiré. Es necesario intervenir porque en un año y dos meses desde que vine la última vez se han estropeado considerablemente», subrayó el escultor.

Las pinturas que integran la obra de Ibarrola en el puerto llanisco presentan un notable deterioro que se aprecia sobre todo en la pérdida de la fuerza de los colores vivos y cálidos, propios del artista, y que inicialmente lucían «Los cubos de la memoria», ahora más apagados y desgastados debido a su exposición constante al sol, el oleaje de la zona y el salitre de la mar.

Ibarrola quiere que la restauración se ejecute antes del invierno de 2009. «Si esperamos tanto sería otra vez invierno y eso dificulta las obras, así que en los próximos meses espero poder acatar esta operación y retocar "Los cubos de la memoria"», apuntó el artista.

Ibarrola abandonó ayer al mediodía Llanes después de disfrutar de un día y medio en la capital llanisca. Un viaje en el que estuvo acompañado de su esposa, Mari Luz Bellido, con la que compartió paseos por Llanes y cumplió el objetivo principal de su estancia: velar por el estado de una de sus obras más conocidas y mimadas. Ibarrola considera a «Los cubos de la memoria» como «un auténtico obrón que desde el principio logró cautivarme y mimé al detalle».

Su viaje a Llanes también provocó recuerdos entrañables al artista. «Recuerdo que para acercarme al milímetro a cómo quedaría mi obra en el puerto, incluso utilicé fotografías aéreas. Además, en mi casa tengo muchas maquetas de "Los cubos de la memoria". Ya los he visto y he comprobado que ahora toca darles un repaso, además quiero recordar que esta labor es algo con lo que me comprometí desde el principio de este proyecto», concluyó el artista.

«Los cubos de la memoria», el mayor mural del mundo, están considerados como una de las mejores manifestaciones de arte público. Fusiona las pinceladas artísticas más genuinas de Ibarrola con la historia de Llanes. Además, el paseo de San Antón, desde donde pueden contemplarse de cerca los cubos, se ha convertido en una de las zonas de la villa llanisca más visitada por los miles de turistas que se acercan a la villa durante todo el año. «Eso me enorgullece», reconoció Agustín Ibarrola.