Ribadesella,

Bárbara MORÁN

Ribadesella celebró como siempre lo había hecho la fiesta en honor de la Virgen de Guía. Ni chalecos salvavidas, tampoco coordinador para la salida de los barcos de la procesión marítima, ni un seguro para cubrir el acto. Todos estos requisitos que forman parte de la normativa de seguridad marítima que se obligó a cumplir el año pasado en los pueblos marineros que celebran procesiones en honor de sus patronas brillaron ayer por su ausencia en Ribadesella.

Los marineros y el pueblo riosellano decidieron dar la espalda a la normativa y ofrecer a su patrona una fiesta exactamente igual a la que llevan celebrando toda la vida. Más de treinta embarcaciones se echaron al mar para acompañar a la Virgen en la procesión por la costa riosellana. El año pasado sólo aparecieron unas pocas y el acto fue sencillo y austero, precisamente por la por aquel entonces recién estrenada normativa de seguridad marítima. Este año las cosas cambiaron.

Ni las autoridades ni el resto de riosellanos que se unieron al festejo en sus embarcaciones llevaron el chaleco salvavidas puesto. El reglamento, que siempre fue rechazado públicamente por el sector marinero y por los vecinos, no logró este año «deslucir y romper esta tradición que tanto amamos», según palabras de una vecina.

Entre los presentes sólo había buenas palabras al «plantón» que Ribadesella decidió dar a «un reglamento ridículo, porque conocemos perfectamente cómo van nuestros barcos y ni necesitamos coordinador ni seguro ni nada de lo que exigen», destaca Vicente Peñil, propietario del barco «Velamar», en el que ayer fue a bordo la Virgen de Guía. El pescador añade que «es una arraigada tradición y el año pasado sucumbimos por miedo, pero al ver que otros pueblos no lo hacían hemos decidido hacerlo como toda la vida».

Las fiestas comenzaron la noche del sábado con la bajada de la Virgen de su ermita a la iglesia parroquial. Ayer, las celebraciones comenzaron con el sonido de la sirena de la rula, que anunció la misa y la posterior procesión por el mar para dejar la ofrenda de flores. Después, la Virgen de Guía fue devuelta en procesión a su ermita hasta el año que viene.