Llanes, María TORAÑO

Desde hace varios años la tradición anglosajona de Halloween se impone en estas fechas y las calabazas se convierten en un adorno común, pero este fruto enorme también sirve para construir instrumentos como la kora y el músico africano Toumani Diabaté, proveniente de Mali, se encargó de demostrar cómo suena la noche del domingo en el cierre de «Llanes al Cubo».

La velada arrancó con el rock de «Tush», banda formada en Gijón en 2006 que cuenta con la voz potente de la llanisca Ana Morán, natural de Puente Nuevu. En un homenaje al concejo, Morán salió al escenario con un vestido negro sobre el que se colocó el chaleco y el mandil típicos del traje de aldeana de la zona. Lejos del lleno total del sábado, la carpa de La Bombilla se fue animando poco a poco con el paso de las horas por espectadores que decidieron aprovechar la tregua que dio la lluvia, que arreció durante toda la tarde y que volvió al término de las actuaciones.

Después de «Tush», Toumani Diabaté y sus músicos llenaron el escenario con el colorido de sus trajes, la riqueza de sus melodías y el impulso de sus ritmos. La kora tiene 21 cuerdas y su sonido recuerda al arpa e incluso a veces a las guitarras flamencas, sus cuerdas se pulsan sólo con el dedo pulgar y el índice de ambas manos, mientras que el resto sujeta el mastil por ambos lados de las cuerdas para mantenerlo fijo. Diabaté es uno de los maestros de este instrumento y los solos que ejecutó a lo largo de la actuación propiciaron los aplausos más fuertes de la noche. Además, el malí cuenta con un gran reconocimiento internacional y ha colaborado con grupos como Ketama o artistas como la islandesa Björk. Después de Llanes, su próximo concierto será el viernes en el festival de músicas del mundo de la capital noruega, Oslo.

Tras la despedida de los africanos, regresó el rock asturiano de la mano de los veteranos «Dixebra», quienes demostraron con un directo incombustible por qué llevan más de veinte años subidos a los escenarios. Además, la banda contó con la colaboración de músicos como Lisardo Prieto, violinista de Felpeyu; Toño Gómez, trombón de La Bandina; DJ Pin a los platos de mezcla y algunos de los miembros de la banda de gaitas El Llacín.

Todos ellos arroparon a «Dixebra» en la presentación de su décimo disco, titulado «Amor incendiariu», un nuevo trabajo de estudio en el que recuperan los sonidos punk-rock de sus inicios sin renunciar a la mezcla que los caracteriza con ritmos como el ska y el reagge. Los incondicionales del grupo disfrutaron con las nuevas canciones y corearon temas que ya son clásicos como «Asturalia», «Indios», «Dieron en duru» y «Canciu de amor».