Ribadesella, María TORAÑO

La playa riosellana de Santa Marina es «un buen ejemplo» del camino que se debe recorrer para lograr «niveles básicos de accesibilidad» para todas las personas, aseguró ayer el director de la Agencia Asturiana para la Discapacidad, Javier Antuña. Hace unos meses el Ayuntamiento adquirió un nuevo vehículo para facilitar el acceso al arenal a personas que usen sillas de ruedas o que tengan movilidad reducida. Se trata de un modelo «MR!-Oruga», que cuenta con asiento, plataforma en la que anclar la silla de ruedas, cinturón de sujeción y un sencillo panel de mandos para la persona que se encarga de su manejo. «Vinimos a Ribadesella porque queríamos ver este aparato tan novedoso que todavía no hay en ninguna otra playa asturiana», explicó Antuña. La Agencia Asturiana para la Discapacidad subvencionó la compra del vehículo, que costó unos 14.000 euros.

«Ofrece muchas garantías y se ve seguro», manifestó Antuña, tras dar un breve paseo con el artilugio, que condujo el alcalde riosellano, Ramón Canal. «Se va a adaptar bastante bien al servicio para el que está pensado», comentó el director, quien añadió que sería interesante plantearse su uso también para rutas de monte e incluso visitas a la nieve, dado que tiene capacidad para recorrer diversos tipos de superficies. «Es muy importante que el turismo empiece a pensar en los discapacitados para dar servicios de calidad», agregó Antuña. El director se mostró convencido de que las playas asturianas están trabajando para mejorar su accesibilidad, aunque los arenales del Sur sacan ventaja ya que «llevan mucho tiempo trabajando en este campo».

La playa de Santa Marina es la única del Cantábrico que dispone de un certificado europeo de accesibilidad global Aenor, concedido en septiembre de 2008. El galardón certifica el lugar como idóneo para el acceso a todos los usuarios, tanto a personas con discapacidad como a quienes no tengan ningún tipo de minusvalía pero que se benefician de los servicios.

«Queremos mantener ese certificado y mejorar», explicó el alcalde riosellano. Para Ramón Canal, la inversión en este tipo de equipamientos es «una buena iniciativa» y esperan un alto nivel de demanda del servicio a lo largo del verano. El arenal ya contaba con un «anfibugui» que permite el baño a los discapacitados con mayores problemas de movilidad, pero era necesario facilitar el acceso hasta el agua. «Nos encontramos con que era muy problemático llegar a la orilla con las sillas de ruedas y demás», aseguró Canal, quien agregó que el nuevo vehículo soluciona esa cuestión y «baja y sube de la arena sin problemas».

El vehículo necesita una persona que se encargue de su manejo y serán los efectivos de Cruz Roja quienes se hagan cargo de manejarlo. «Estamos en negociaciones con Cruz Roja para que lleve el salvamento de nuestras playas este verano», anunció el Alcalde. Hasta ahora, el Ayuntamiento se encargaba del servicio de socorrismo de los arenales, pero ha decidido encargárselo a la Cruz Roja porque tiene «mucha experiencia, puede hacerlo mejor y nos va a costar lo mismo», reconoció Canal.

El concejo dispone desde el pasado mes de diciembre de un plan integral municipal de accesibilidad, una guía detallada con recomendaciones para acondicionar los espacios y servicios de la zona para que puedan acceder y disfrutar de ellos todos los ciudadanos, sin excepciones. El documento analiza minuciosamente la accesibilidad de los espacios públicos, edificios y otro tipo de servicios como los bancos, equipamientos deportivos y salas de exposiciones. La localidad ya cuenta con actuaciones en este sentido, además de la de la playa de Santa Marina, como la ruta histórica realizada por el dibujante Antonio Mingote en el paseo de la Grúa, que dispone de paneles con textos en lenguaje braille y locución.