Infiesto (Piloña), B. MORÁN

Siempre es más fácil valorar un lugar cuando se conoce su origen, su papel en la historia y su trayectoria. A grandes rasgos, éste fue el objetivo que persiguió Andrés Martínez Vega, doctor en Historia Medieval y cronista oficial de Piloña, en la concurrida conferencia sobre el santuario de la Virgen de la Cueva, que ofreció en la tarde del jueves en la Universidad de Oviedo. Su charla forma parte del II Ciclo de Conferencias del Camino de Santiago. Una cita promovida por las universidades de Navarra y Oviedo y el Arzobispado y que en esta ocasión, se centró en los santuarios de peregrinación más importantes de Asturias.

Entre los santuarios asturianos, por historia y tradición, el de la Virgen de la Cueva ocupa uno de los principales puestos. Vega reveló a los asistentes a su charla el nacimiento de este lugar de culto. Y lo hizo con un repaso a la extensísima historia del santuario piloñés, con el fin de reivindicar su importancia, ya que el cronista considera que está «en cierto modo infravalorado en estos últimos años, cuando es un tesoro patrimonial de grandísima importancia para Asturias, que goza de una histórica repercusión nacional ligada incluso a la realeza española», destacó Vega.

En su conferencia comenzó abordando el entorno en el que se enclava el santuario para revelar que goza de gran valor arqueológico y, a la vez, recordar que allí hubo vida desde la prehistoria y que más tarde aquel lugar pasó de ser de culto pagano a religioso y a convertirse en un tesoro y un lugar plagado de simbolismo para miles de personas y de peregrinos que realizaban la Ruta Jacobea. «Una magia que aún conserva y lo hace único», apuntó Vega.

El cronista ensalzó a las dos familias nobles del concejo que impulsaron la creación del santuario. Fueron los Alonso Rivero y los Peláez Villanueva. Dos familias con parentesco entre sí que protagonizaron el surgimiento del histórico santuario en el siglo XVII.

Repasó las numerosas fuentes literarias, como romances y coplas, que citan al Santuario. Y se refirió asimismo a la mítica canción «Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva...», que nació en la etapa de esplendor del santuario allá por el siglo XVIII. Los asistentes también disfrutaron de antiquísimas fotos del lugar que fueron rescatadas por Vega de la Biblioteca del Palacio Real de Madrid y que en 1958 habían sido regaladas a la reina Isabel II durante su visita al santuario. Todo ello sirvió para recordar el valor histórico que siempre ha tenido y tendrá el santuario piloñés.