Celoriu, María TORAÑO

Hay dos pares de esquíes de madera y metal que bien podría haber empleado el capitán Robert Falcon Scott en su infructuosa expedición a la Antártida en 1912. Más allá aparece un casco metálico con el que algún soldado se habrá protegido la cabeza en alguna de las mútiples guerras de la primera mitad del siglo XX. Pero también asoma un yugo perfectamente conservado y un molde de hierro para hacer madreñas. No son los fondos de un museo etnográfico, de un rastrillo de antigüedades ni de un botín pirata, pero si componen un auténtico tesoro histórico: el legado del fotógrafo Jean-Jacques Lèvy, fallecido en abril, que ya está en Celoriu.

En la madrugada del jueves al viernes arrancó rumbo a París la expedición celoriana, compuesta por Claudia Sánchez, Lines Gómez, Carlos Mallada y José Carlos Lledias. Junto a ellos, desde Arriondas, salió Josechu González con un camión de mudanzas. Dos mil doscientos kilómetros de recorrido y veinticvuatro horas de viaje en total, pero el esfuerzo «merece la pena», coincidieron. Pasadas las tres de la tarde de ayer el transporte aparcó delante del restaurante Villamar, donde se van a guardar las cajas llegadas de Francia. «Aquí estará el tiempo que haga falta hasta que tengamos una Casa de Cultura o un lugar adecuado para mostrarlo», aseguró el presidente de la Asociación de Vecinos de Celoriu «La Hoguera», Alberto Álvarez, quien explicó que finalmente pagaron el transporte a medias con la hija del reportero, Ninon Lèvy, que vive en la localidad celoriana y que aprovechó para trasladar sus pertenencias personales junto al legado que se padre dejó al pueblo en el que veraneó durante más de 50 años.

El piso parisino del fotoperiodista de la agencia Associated Press está ubicado en un inmueble histórico de la céntrica Rue d'Amsterdam. Lo tenía alquilado. La urgencia del traslado de los bienes acumulados por Lèvy a lo largo de sus casi 90 años de vida surgió porque los propietarios van a reformar la vivienda y necesitaban desalojarlo cuanto antes.

A pesar del esfuerzo y de la cantidad de cajas que han logrado traer a España, apenas han cargado con un cuarto de todo lo que atesoraba el reportero en la capital francesa. «Ahora tenemos que analizar todo lo que se trajo y catalogarlo», explicó Álvarez, quien la,emtó «todo lo que habrá quedado en París, porque posiblemente se pierda».

Enciclopedias, fotografías enmarcadas, todo tipo de libros, muebles, raquetas de madera para caminar sobre la nieve, máquinas de escribir de diferentes épocas, láminas y grabados son algunas de las pertenencias que pasan a formar parte de la riqueza cultural de Celoriu. «Hay que confirmarlo todavía pero puede que hasta haya algo de Picasso entre todo lo que vino», anunció el presidente de «La Hoguera». No sería raro ya que el artista malagueño fue retratado por Lèvy en diferentes ocasiones y le dedicó con una firma una de esas fotografías, que ahora forma parte del fondo de 200 instantáneas que guarda la Casa de Cultura de Llanes.

Jean-Jacques Lèvy nació en 1921 en la región francesa de Alsacia en una familia judía que sufrió la persecución durante la II Guerra Mundial. El joven terminó como traductor del ejército estadounidense, junto al que se trasladó a Nueva York, donde fichó por la agencia Associated Press, con la que fue testigo de algunos de los acontecimientos históricos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. En el verano de 1956 llegó a Llanes y lo convirtió en su lugar de veraneo. Con el tiempo construyó una casa en Celoriu y una de sus hijas se estableció en la localidad.