Panes, Rebeca AJA

El alcalde de Peñamellera Baja, José Manuel Fernández Díaz, califica de «excepcional» en materia de inversión un mando al que le queda un año aproximado. Se muestra crítico con el proyecto comarcal Paraíso Rupestre, defiende la marca Picos de Europa y se muestra aún perplejo porque la cueva de La Loja se quedara fuera de la declaración de patrimonio mundial hace dos años.

-¿Está satisfecho con la marcha del mandato?

-Está siendo bueno. El programa electoral está cubierto en un noventa por ciento y, además, hay inversiones que no estaban previstas pero que hemos sacado adelante con los planes estatales y autonómicos, diferentes convenios y el primer crédito extraordinario en 2007. Se han encajado obras fundamentales para el municipio, como el polideportivo, el aparcamiento, las viviendas sociales y la reparación de carreteras. Estamos muy por encima de lo previsto y a la altura de cualquier ayuntamiento de nuestras características. También satisfechos con la gestión municipal y con la colaboración del resto de administraciones. Tenemos muchas obras en marcha en un momento realmente complicado.

-¿Han funcionado los planes estatales y regionales de financiación?

-A los ayuntamientos les ha venido bien para hacer obras necesarias. En nuestro caso no invertimos en infraestructuras que luego nos causan gastos añadidos, sino en mejoras de las existentes y en instalaciones para el beneficio de los ganaderos. En cuanto a la creación de empleo, han sido un revulsivo muy a corto plazo.

-Aparte de las inversiones, ¿en qué más se están invirtiendo esfuerzos?

-No se pueden medir los mandatos por las inversiones que se hacen en el municipio. Se ha trabajado en ordenar el sistema de ayuda a domicilio y de gran dependencia que emplea a once personas para hacer festivos y fines de semana, mañana y noche. Seguro que esto ha requerido más gestiones que una gran obra. Una plantilla de 36 trabajadores, que pronto serán 50 con el taller de empleo que acaba de conceder el Principado, está atendiendo servicios, actuaciones y mejoras. Lo que queremos es el empleo, para lo cual dimos continuidad al ochenta por ciento de los contratos que teníamos el año anterior en programas subvencionados por la dirección de empleo. Sinceramente, el personal laboral y funcionario es un lujo. Estamos en un momento del ayuntamiento, con un nivel de inversiones excepcional.

-Y todo esto, ¿con qué coste económico para el concejo?

-Con endeudamiento mínimo. La deuda a proveedores la tenemos a cero y con una línea de pago en quince días. Nunca nadamos en la abundancia, pero empezamos a amarrar hace tiempo. Aquí hemos escuchado estos años la filosofía de que a quien se endeudara y gastara se le premiaba en otras administraciones y en la propia opinión pública, pero yo no cambio mis inversiones por la de muchos ayuntamientos de Asturias y España. Ni la situación económica tampoco, estamos a la altura en infraestructuras conscientes de que son complicadísimas porque tenemos mil quinientos habitantes en diecisiete pueblos. Se trata de seguir una línea, como la de cualquier proyecto de tu vida que quieras que sea viable. A veces pecamos de que no haya grandes eventos aunque nos los hayan ofrecido.

-¿Valoraría la crítica situación económica del vecino concejo de Cabrales?

-No puedo entrar a valorar otros municipios, pero Cabrales no será el peor de Asturias. El desmadre es general, unos lo visten mejor y otros peor. Hay auténtica ingeniería financiera con créditos que se sacan en diciembre todos los años para liquidar el año anterior.

-¿Notó el concejo el pinchazo de la construcción?

-En obras de edificación colectivas sí, porque teníamos varios proyectos, algunos con licencias concedidas y pagadas, que están sin iniciar. En el tema de la pequeña obra, rehabilitación, vivienda unifamiliar, se mantiene el ritmo normal que había hace o 10 años.

-¿Cree que se ha demonizado el urbanismo en la comarca?

-En todos los sitios donde hay un desarrollo importante hay esos riesgos pero no necesariamente son las administraciones. Existe esa fama, pero no creo que sea el caso del Oriente de Asturias para nada.

-Opine sobre el proyecto comarcal Paraíso Rupestre

-Me parece bien la marca, la idea de una promoción conjunta del Oriente. Me parece mal y hemos sido críticos desde un primer momento con las instalaciones repetitivas que no hay quien las digiera. El proyecto está a un veinticinco por ciento menos ejecutado y buena parte de lo proyectado es insostenible. Y otra cosa, todavía nadie en Peñamellera Baja ha entendido porque la cueva de La Loja se quedó fuera de la declaración cuando estamos en el medio de las reconocidas en el Oriente asturiano. Si es verdad que los expertos que visitan las declaradas también vienen a la nuestra.

-¿Cómo ve la posible vuelta de Francisco Álvarez-Cascos?

-Para el Partido Popular y para Asturias es un lujo que sea candidato a las elecciones autonómicas el vicepresidente primero del mejor gobierno de España que hemos conocido. Un lujo siempre y en las circunstancias actuales más. Lo mismo que el partido, Asturias también necesita un cambio de aires y generar confianza. Es un hombre que ha sido durante décadas el alma del PP asturiano, sabe y conoce perfectamente los pueblos, las juntas y la región.

Perfil

Tiene 47 años, de los cuales, la primera mitad los pasó en la localidad peñamellerana de Buelles.

Vecino de Panes, está casado y tiene dos hijos. Su vida política se inició en el año 1999 con unas elecciones municipales accidentadas, puesto que la impugnación de las mimas por parte del PSOE obligó a repetir los comicios. Es propietario de una empresa de instalaciones eléctricas, con base en Panes, que opera en el occidente de Cantabria y oriente de Asturias.