Poo de Llanes,

María TORAÑO

Por San Antonio había feria de ganado, las niñas iban a clases separadas de los niños, el que tenía coche se podía permitir un chófer, la mayoría de los vecinos tenían algún familiar en el extranjero -principalmente en México- y había árboles prácticamente en todos los caminos. En el último siglo el aspecto de Poo de Llanes ha cambiado mucho y se han sucedido las generaciones, tal como muestran las 592 fotografías que se podrán ver desde esta tarde y hasta principios de agosto en la bolera cubierta de la localidad. Los impulsores de la iniciativa, José Manuel Covielles y Juan José Merodio, no se imaginaban para nada la desbordante respuesta de los vecinos cuando hace tres años comenzaron a recopilar instantáneas. Han logrado reunir más de 2.000, que están escaneadas y archivadas. Son imágenes tomadas desde finales del siglo XIX hasta la década de noventa pasada.

«Nos llegó un aluvión de fotografías y como no había espacio para exponerlas todas hubo que seleccionar», explicó Covielles, quien agregó que la idea surgió porque «ves que paulatinamente Poo desaparece como pueblo» y encontraron a muchas personas con testimonios gráficos de esa evolución, tanto en los aspectos urbanos como en la sucesión de habitantes.

La exposición se divide en bloques temáticos: Deportes, Oficios, Religiosas, Fiesta, Hasta mediu siglu, Vistas y rincones, Escuela y Xente. Hay numerosas imágenes de labranza, ganadería y algunas de tejeros, mientras que sorprende una procesión de Nuestra Señora en los años veinte, en la que las aldeanas caminan de frente cuando «nadie del pueblo se acuerda de haberle dado la espalda a la Virgen», porque la peculiaridad es que en Poo las aldeanas caminan marcha atrás para no perderle la cara a la imagen de la patrona.

La bolera en diferentes épocas, un grupo de indianos en la piedra de La Mazuga, carros en la playa, familias enteras cargando hierba, curas de sota que escanciaban sidra, los cambios en los modelos de primera comunión y hasta la directiva del Sindicato Agrícola San Vicente de Poo en 1924 son algunas de las escenas retenidas en las imágenes. Unas treinta familias han colaborado rebuscando en álbumes, cajones y cajas de lata hasta sacar a la luz sus tesoros familiares, que con el paso de los años adquieren el valor de documento histórico importante. «A pesar de su antigüedad, las fotos de estudio de principios del siglo pasado tienen una calidad impresionante», destacó Covielles, para quien la muestra persigue «honrar y recordar a aquellas personas que de una manera u otra lograron que este pueblo sea lo que es hoy». Muchos de esos hombres y mujeres importantes para el devenir de Poo -algunos de ellos identificados con nombres y apodos en las imágenes- sonríen desde las fotografías, como encantados de saludar desde su rincón del tiempo a los vecinos de la actualidad.