Nacieron en Valladolid con un nombre de marca de cigarrillos. Rápidamente calaron en el panorama musical español con una mezcla de ritmos que ha hecho bailar y saltar, al menos, a un par de generaciones. Y es que el grupo «Celtas Cortos» lleva ya más de un cuarto de siglo de trayectoria sobre escenarios de medio mundo. Las idas y venidas de los componentes de la formación no han hecho mella en la calidad de sus canciones -muchas convertidas en auténticos himnos- y el sábado piensan poner todas sus energías para que los asistentes al festival «Llanes al Cubo» no tengan excusas para quedarse quietos.

-¿Qué va a sonar el sábado en el concierto de Llanes?

-Haremos temas de nuestro disco nuevo -«Introversiones»-, sobre todo los que mejor resultado tienen en directo. Y, por supuesto, un repaso por nuestra discografía en el que no van a faltar los grandes éxitos.

-¿Hay alguna canción que les pidan siempre y de la que ya estén cansados?

-Hemos intentado quitar alguna vez «20 de abril», pero no se puede porque el público termina cantandola entera él solo. La hemos tocado más de 1.000 veces, pero no se puede renegar de cosas que te han dado lo que tienes. Es lógico que la gente quiera escucharla, así que hay canciones que no puedes dejar de tocar por muchos años que pasen.

-¿Qué les queda de los inicios y qué ha cambiado?

-Lo cierto es que mantenemos las ganas de transmitir y de pasarlo bien. Hemos nacido por y para el directo y no podemos renunciar a ese contacto con el público. Lo que ha cambiado, a lo mejor, es que también hacemos giras más tranquilas, como ahora que la presentación de «Introversiones» la estamos haciendo en teatros y tocamos sentaditos, muy relajados. Es un clima muy diferente, pero emocionante al mismo tiempo.

-¿Han notado algún cambio generacional en su público?

-Afortunadamente, sí. En primera fila ahora aparecen chavales que cantan temas que tienen más años que ellos y se los saben porque los escucharon con sus padres. Eso quiere decir que las canciones las sueltas, dejan de formar parte de tí y, de alguna manera, pasan a formar parte de la cultura popular. Eso es una maravilla.

-Estuvieron una temporada sin el cantante, Jesús Cifuentes, quien, finalmente, regresó a la formación. ¿Cómo se encuentra el grupo ahora mismo?

-Siempre decimos que ahora mismo estamos en un momento muy dulce como grupo y disfrutamos mucho de los directos. Estamos en una etapa que nos parece excepcional y la vivimos con ganas.

-Cuando surgió el grupo no existía internet. ¿La red es amiga o enemiga de la música?

-Nos gusta verla como una amiga porque las posibilidades que ofrece son muchas y variadas. También está la parte triste del pirateo. Pero, por ejemplo, con internet, alguien de Colombia o de Mexico puede acceder a una canción nuestra a través de Myspace o de la página web, algo que, de otra forma, sería imposible. A veces es la única forma de llegar a la gente. Lo que me da más pena es la baja calidad con la que circulan los discos en internet. Tú te dejas los cuernos en el estudio y después, cuando se hacen las conversiones a mp3, pierden los altos y los bajos y muchísima definición. A pesar de todo, hay que ver internet como un aliado.

-¿Cómo eligieron las canciones para las versiones que componen su último disco?

-Fue difícil porque juntamos todo lo que nos ha influido en los últimos veinte años y salió una base de 40 temas de la que tuvimos que ir eleminando. Batallamos en muchos, pero otros los teníamos clarísimos, como «El blues del pescador». Fue una pena que se quedasen fuera cosas de «Milladoiro», «Llan de Cubel» y un tema de «Pata Negra» que se nos resistió porque topamos con el flamenco y nosotros somos muy castellanos.