San Román (Piloña),

Lucas BLANCO

Las constantes lluvias caídas desde el martes en la zona de Argandenes han provocado que las labores de excavación en el yacimiento arqueológico encontrado junto a las obras del nuevo depósito de San Román se ralenticen. Sin embargo, las personas encargadas de los trabajos, dirigidas por el arqueólogo Rogelio Estrada, aprovechan las treguas que les ofrece la climatología para seguir avanzando en su búsqueda de nuevos restos que puedan dar más luz a las investigaciones para averiguar el origen del yacimiento.

Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA, la buena previsión meteorológica para los próximos días podría hacer que los trabajos experimenten un importante avance y no se descartan nuevos hallazgos importantes a lo largo del fin de semana, más concretamente, a partir del próximo domingo que es cuando está previsto que ya esté al descubierto una buena parte del edificio localizado en el pueblo, siempre y cuando los trabajos se desarrollen con normalidad.

Por otro lado, aunque las obras estaba previsto que concluyesen el próximo lunes, desde la Consejería de Cultura estarían estudiando la posibilidad de que los trabajos se prolongasen más allá de esa fecha con el fin de obtener la mayor información posible sobre la necrópolis encontrada y que, según los expertos, podría extenderse hacia la parte superior del lugar en el que se localiza la excavación actual.

Hasta el momento, sigue ganando enteros la hipótesis de que el edificio hallado tras un argayo producido durante las riadas del mes de junio es un cementerio de origen romano de nueve metros cuadrados de superficie que albergaría dos tumbas. El hallazgo de varias tejas típicas de las poblaciones romanas es en lo que los expertos se apoyan para llegar a esta conclusión.

Además, también gana fuerza la teoría de que se trataría de los cuerpos pertenecientes a personas de la clase alta de la época, pues se han encontrado numerosos objetos construidos a base de materiales como metales preciosos o vidrio que, en los primeros siglos de la era cristiana, solían formar parte de las ofrendas cuando fallecían personas con cierta relevancia social.