La Autovía del Cantábrico (A-8) en su tramo más oriental en Asturias es protagonista habitual en las conversaciones de los vecinos de la zona. Las fechas, las licitaciones y los estudios de impacto ambiental se enredan con las habituales quejas por los retrasos de un tramo que debería haber estado listo hace 16 años. Pero, ¿qué pasa a pie de obra? En el subtramo entre Llanes y Pendueles se trabaja a medio gas en unos pocos tajos; entre Pendueles y Unquera el parón es total.

Un cartel anuncia poco antes del puente de Parres el final del tramo de autovía y los recién reestrenados 120 kilómetros por hora se reducen progresivamente hasta lo que permita la afluencia de coches. En seguida se llega a L'Arquera, a unos dos kilómetros de Llanes. Aquí un obrero ordena el tráfico para dar prioridad a los camiones que transportan tierra procedente del desmonte de Andrín. A unos 200 metros de donde están detenidos los turismos se divisa una pala arreglando un talud. Un operario dibuja el trazo de las obras: «Ahora se desvía en Andrín y se mete contra el mar, luego vuelve a cruzar la N-634 en Pendueles y tira por la margen derecha, por El Peral. En bajuras, en Pimiango, vuelve a la margen izquierda de la nacional».

Poco después del punto en el que trabaja este obrero, un desvío indica que Andrín está a dos kilómetros y el tráfico vuelve a detenerse, esta vez en ambos sentidos y durante algunos minutos. Tienen que dar paso a los camiones que cargan tierra y explican que aquí están haciendo una especie de «bypass», un desvío provisional de la carretera para dejar libre el espacio en el que se prepara la cimentación mediante pilotes (estructuras metálicas) de un paso superior.

El siguiente tajo en obras que se encuentra en dirección a Unquera está en San Roque, donde otra empresa construye el nudo que enlazará esta localidad con la autovía. Es una obra separada de la de la A-8, pero que la complementa. El nudo consta de una rotonda en la carretera nacional y un lazo más cerca de la caja de la autovía. Por aquí van a tener entrada y salida los vehículos que vengan tanto desde Oviedo como desde Santander. Esta actuación también incluye un túnel de hormigón construido para permitir el paso a los peregrinos, ya que la obra intercepta el itinerario del Camino de Santiago.

En Vidiago también hay obras de la A8, aunque no se ven desde la carretera. La senda costera que discurre por esta parroquia llanisca está cortada y un cartel lo anuncia al poco de entrar. Se acerca la hora de comer para los trabajadores, pero un camión continúa transportando arena en la explanada por la que discurrirá la autovía. El límite entre Vidiago y Pendueles, donde se toma el desvío para el camping de La Paz, es el último lugar donde estos días se trabaja. Aquí preparan el acceso al camping y otra de las salidas de la autovía.

El reciente descubrimiento de una cueva con espectaculares formaciones geológicas parece asunto tabú. Nadie quiere hablar y en un bar próximo a las obras explican que los operarios tienen mucho miedo a que les paralicen la obra, lo que supondría una auténtica faena en un momento en que el trabajo escasea. Los obreros quieren que las obras continúen, y no entienden que unas estalactitas y unas estalagmitas puedan llegar a tener más importancia que el trabajo y el sustento de varias decenas de familias.

Cerca de Pendueles irá también el entronque de los dos subtramos de autovía. Lo harán mediante un puente que deben construir entre las dos empresas, pero la responsable de la obra de Pendueles a Cantabria lleva varios meses sin trabajar. Tanto es así que a partir de aquí la vegetación está invadiendo la futura caja de la Transcantábrica. Buena parte de esa caja tendrá que volver a ser desbrozada cuando se reanuden los trabajos. Hasta Unquera las señales de obra están tapadas y el tráfico es bastante más fluido, no hay camiones a los que ceder el paso. No hay obras. Todo está parado.

El tramo Unquera-Llanes (en un primer momento Unquera-Llovio) comenzó a tramitarse en 1989. Los primeros anuncios oficiales señalaron que estaría operativo en 1995, así que acumula 16 años de retraso. La última comunicación oficiosa que recibieron las empresas adjudicatarias desde el Ministerio de Fomento señalaba que el objetivo era acabar los trabajos en 2014.

El plan idea de la obra, al que tuvo acceso LA NUEVA ESPAÑA, indica que los dos subtramos pueden ejecutarse en 26 meses, aunque los dos últimos meses se dedicarían a trabajos complementarios y remates. El subtramo Unquera-Pendueles permanece detenido hasta que se modifique el proyecto inicial, tras hallarse entre El Peral y Unquera severos problemas técnicos debido a la especial conformación geológica de la zona.